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El 02 de Febrero un grupo de venezolanos atendimos el responsable llamado de María Corina Machado, Leopoldo López, Antonio Ledezma y otros destacados dirigentes a concentrarnos en asambleas populares con el objetivo de debatir las posibles vías constitucionales que permitieran a la brevedad la transición desde la dictadura que hoy impera en Venezuela hacia la democracia. Estos tres líderes asumieron que era su responsabilidad histórica encauzar toda esa indignación, frustración y humillación a que ha sido sometido este pueblo a lo largo de los últimos 15 años, en una acción organizada de cara a construir la salida democrática a la terrible tragedia que hoy padecemos.

Contraria a la urgencia que demanda la situación del país, otro sector de la dirigencia política considera, aunque nunca lo expuso públicamente, que la irreversible crisis económica aunada al crecimiento electoral sostenido en los últimos procesos electorales de las fuerzas opositoras, nos obligaba a tragar grueso y esperar hasta la culminación del actual período Presidencial. O sea, que a  juzgar por quienes sostienen esta tesis, debemos esperar hasta el 2019 para volver a poner toda la carne en el asador del CNE, y durante ese ínterin y a razón de los 25.000 homicidios del 2013 sumar 225.000 muertos más a la lista de los 200.000 hasta la fecha hechos en socialismo. Debemos esperar a que ideologicen a nuestros niños al mejor estilo cubano o de Korea del Norte. Debemos esperar entonces a que seamos encarcelados o pasemos a la clandestinidad aquellos ciudadanos que no comulguemos con el régimen, debemos esperar a que sea definitivamente abolido el derecho a la propiedad, debemos esperar a no poder entrar y salir libremente de nuestro territorio. En pocas palabras, debemos esperar y  contemplar con indiferencia  la demolición de la República.

Desde la creación de la MUD, y cuyo principal objetivo fue la conformación de candidaturas unitarias para los diversos procesos electorales, la unidad con esa sana y necesaria diversidad de opiniones fue capaz de trabajar por una unidad de propósitos. Se concretaron candidaturas unitarias, unas por primarias y otras por consenso pero una vez determinado quien o quienes nos representarían en las elecciones, todos con mayor o menor agrado cerramos filas en torno a ellos.

Si bien hoy no enfrentamos un proceso electoral, igualmente es necesaria la unidad. Pero una unidad que abarque mucho más que una coalición de partidos o grupos de líderes. Requerimos una unidad que incluya a todo los sectores del país y este consustanciada con lo que la calle en estas horas demanda y que no es otra cosa que la libertad y ello pasa por la salida de este régimen.

En este momento mientras la calle y la protesta no han cedido, se llevan a cabo reuniones entre dirigentes de la unidad y el régimen, y al margen de estar a favor o en contra de ellas lo que si hay que tener claro son los términos, condiciones y objetivos de dichos encuentros, porque quien suscribe estas líneas, por lo menos, considera que si la calle lo que pide es libertad, mal podemos conformarnos que lo que se negocie sea unas mejoras en las condiciones del cautiverio. Y digo cautiverio pues me considero parte de los casi 30 millones de venezolanos que en calidad de rehenes pretenden tenernos quienes despóticamente hoy ocupan el poder.

Aquí no se trata como infelizmente han expresado ciertos dirigentes que la protesta debe ser un mecanismo de presión para que junto al diálogo el gobierno rectifique. No señores. Es más que evidente que en estos dos meses este pueblo despertó y entiende que el problema va más allá de la rectificación de unas políticas en materia económica o de seguridad. El país está claro que el problema es el modelo y el modelo solo cambia si se cambia el régimen. Y el diálogo como bien lo ha dicho nuestra Diputada María Corina Machado no puede ser para estabilizar la dictadura sino para transitar hacia la democracia.

De manera pues, que corresponde a toda la dirigencia política del país entender que ahora también toca cerrar filas en torno al clamor ciudadano y poner la unidad al servicio de ese tránsito hacia la democracia y el cual parte por comprender que el objetivo de la protesta no es otro que servir de instrumento de presión social para que a través de los dispositivos constitucionales podamos pacíficamente lograr la salida de este régimen con la inmediatez que como demócratas nos lo demanda la República.

Cualquiera de estos dispositivos constitucionales nos llevara ineludiblemente a un proceso electoral. Y es entonces el momento de prepararnos y encauzar la fuerza que hoy hemos logrado en la calle para exigir y lograr las condiciones que nos garanticen unas elecciones libres, justas y transparentes que nos permitan a través de la mayoría que somos ganar y cobrar.

El trabajo por hacer esta de nuestra parte. No esperemos nada de este régimen, porque nada de lo que necesitamos para lograr la libertad nos lo concederá. Es el momento de las conquistas y no de las concesiones.

Jose Antonio Vega C.  @JoseAVega