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Venezuela fue durante muchos años un estado pionero en el fortalecimiento de la paz, signatario de los principales convenios internacionales para la protección de los derechos humanos, defensor y promotor de los procesos de paz en Centroamérica y para el resto de América latina, además de una sociedad convencida del talante democrático que debían conservar cada uno de los países de la región, para concebir con buen augurio el pleno desarrollo que requieren los países jóvenes y con  aspiraciones progresistas.

Hoy el país atraviesa una de sus horas más menguadas, en medio de una crisis social, política y económica que mantiene a los ciudadanos en una confrontación polarizada, de la que no tenemos mayores precedentes en los tiempos de la cultura democrática, familias divididas, amigos, compañeros de trabajo, finalmente todo un pueblo, que en su interés más profundo desea retornar a la paz, pues en estos años la siembra de odios parece haber ganado terreno como política de estado, y con ella, un severo impacto al alma de la venezolanidad que hoy clama con desespero ante la corrupción, la inseguridad, el desequilibrio económico, una equivocada política exterior, el déficit sanitario y tantos otros males que ponen en jaque, la calidad de vida de todos y cada uno de los miembros de la sociedad.

Sin embargo, el espíritu de la nación aun persiste, no se cansa ni esfuma bajo la decisión de alguna persona, las lecciones que nos deja el mundo han sido muy claras y precisas, Mandela levanto su voz junto a sus connacionales para oponerse al apartheid sudafricano, la comunidad internacional rechazo al nazismo como idea, Luther King estaba convencido de que la confraternidad del ser humano superaba cualquier margen de odio, Turquía, Egipto, Ucrania, Brasil, entre otros demostraron recientemente los bemoles, pero al mismo tiempo los réditos, de los reclamos cívicos pero enérgicos que en la modernidad gozan de un impacto global, de tal manera que las salidas hacia la paz se encuentran en cada uno de nosotros, pues la paz no se decreta como piensan unos pocos, esta se construye con el concurso de todos los factores.

Venezuela no es la excepción, desde tiempos inmemoriales el bálsamo de la libertad es el halo inspirador que nos define por naturaleza, recuerdo en estos momentos un gran poema atribuido a Rudyard Kipling, propio de la ocasión, se los dejo como propósito de fe, resistencia y aliento en la reconquista de la democracia.

Cuando vayan mal las cosas, como a veces suelen ir;

cuando tenga tu camino solo cuestas que subir;

cuando tengas poco haber, pero mucho que pagar

y precises sonreír, aun teniendo que llorar.

Cuando el dolor te agobie y no puedas ya sufrir,

descansar acaso debas, pero nunca desistir!.

Tras las sombras de la duda, ya planteada, ya sombría;

puede estar quizás el triunfo, no el fracaso que temías,

y no es dable a tu ignorancia figurarte cuan cercano

puede estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano.

Lucha pues por más que tengas en la brega que sufrir,

cuando este peor todo, mas debemos insistir!

@Daniel_Merchan