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En los últimos días al régimen Castro- Madurista le ha sobrevenido una gran preocupación por la  carestía de la vida en nuestro país y ha tomado medidas, de un más que evidente tinte electorero,  contra los comerciantes a quienes ha tildado de usureros y ladrones, ya que a su entender, son los artífices de una “inflación inducida” y razón por la cual los venezolanos no podemos acceder a ciertos bienes.

Visto esto, creo que es propicia la ocasión para denunciar ante el país la responsabilidad del  gobierno, por la gran cantidad de gastos en que los venezolanos, tanto a título personal como de  empresas, debemos incurrir para palear la deficiencia o ausencia de servicios que son responsabilidad directa del Estado.

Comencemos por el caso de la inseguridad. Cuanto gastamos los hogares y negocios de este país  en vigilantes privados, alarmas, rejas, puertas de seguridad, pólizas de seguro y demás artilugios  para protegernos del hampa desbordada producto de los múltiples fracasos que en materia de  seguridad ha tenido este régimen. Sabe el Sr. Maduro lo que pagan las empresas por la custodia privada a camiones para transportar con relativa seguridad sus mercancías por las maltrechas carreteras de nuestro país.

En materia de salud y debido al precario servicio de nuestros hospitales cuanto destinan de sus ingresos los trabajadores de este país en el pago de pólizas para acceder a una clínica privada y cuantos casos conocemos de familias que han tenido que vender todo y quedar en la ruina para hacer frente a la enfermedad de uno de los suyos.

En cuanto a la educación, cada vez son más los padres que tratan de pagar los estudios de sus hijos en instituciones privadas en todos los niveles, dado el deterioro tanto físico como académico de nuestro sistema público educativo.

Que decir de la imperiosa necesidad de gastarse hasta lo que no se tiene para comprarse un modesto carrito o una moto para poder movilizarse ya que nuestros sistemas de transporte están colapsados y en algunas zonas ni existen.

Cuanto gastamos los venezolanos en reparaciones de vehículos producto del deterioro y falta de mantenimiento de nuestras calles y carreteras.

Es consciente el régimen del costo que ha representado a empresas y particulares la compra obligada de plantas eléctricas para compensar la deficiencia de un servicio eléctrico público colapsado, además de castigarnos con multas y querer hacernos ver que la culpa es nuestra por malgastar la energía. Ni que decir de quienes tienen que pagar por que se les llene esporádicamente una pipa con agua potable a través de los camiones cisternas y que se han convertido en las “tuberías” de cientos de miles de hogares venezolanos.

Como vemos, si al títere de la Habana tanto le preocupara el costo de la vida, actuaría directa y eficientemente sobre las áreas que son de su obligación: la seguridad, la salud, la educación, los servicios públicos y de infraestructura,de manera de aliviar la carga que representa tanto en los bolsillos de los ciudadanos como en la estructura de costos de las empresas el costearse a modo propio las carencias de estos servicios no prestados eficientemente por el Estado. Si en verdad le preocupara debería buscar y castigar a los responsables de su gobierno que han privado a los venezolanos de unos servicios públicos eficientes, justamente en los años de la mayor bonanza económica de la historia de nuestro país producto de los altos precios del petróleo.

Pero no, el régimen esta más preocupado por decretar la ocupación “temporal” de una tienda de televisores y lavadoras y garantizar haciendo uso de fondos públicos la reposición del inventario saqueado, toda vez que para el establecimiento definitivo del comunismo es vital contar con unos venezolanos “electrodomesticados”.

Jose Antonio Vega
@JoseAVega