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Resulta más que evidente que si en algo coincidimos la mayoría, es en que no nos gusta el régimen que desgobierna a nuestra Venezuela. Sin embargo, no es menos cierto, que hay un desencuentro en la estrategia de cómo enfrentar a quienes ilegítimamente ostentan el poder. Resulta inaceptable e irresponsable que algunos analistas y dirigentes, principalmente venidos de las filas del régimen, consideren que hay que pasar página, pues no es relevante el tema de la legitimidad de Maduro.

Estos que abogan por una tercera vía, y que por cierto no creo que exista tal camino, claman por diálogo y mínimos acuerdos de la oposición con el gobierno para resolver los verdaderos problemas como la inflación, el desabastecimiento, la crisis eléctrica, la inseguridad, etc.

Hacen su planteamiento en unos términos como si fuese por falta de voluntad de la oposición democrática que el régimen no puede solucionar la crisis y como que si los responsables, y en si padres de todas estas carencias en la gestión revolucionaria, no fueran quienes han desangrado a la república y continúan en el poder.

A caso no recuerdan estos señores cuando a través de cartas públicas y ruedas de prensa justificaban a Chávez su separación del partido precisamente por la falta de espacio para el diálogo y ausencia de la discusión.

Ingenuo, por decir lo menos, quien pida diálogo en las dictaduras comunistas. Esa palabra no existe en el diccionario revolucionario. Ahí se manda y obedece.

Olvidan los “terceras vías” que una de las máximas del proceso del que formaron parte era destruir la gobernabilidad del país, anulando todo tipo de vinculo con otros sectores de la vida nacional que no fueran sumisos al llamado “proceso” y que permitiese generar aportes a los asuntos de interés nacional.

Como explicar que alguien en su sano juicio y que realmente desee el restablecimiento de la democracia, le pueda resultar intranscendente que se investigue hasta el tuétano el tema de la doble nacionalidad del Presidente o si en verdad el proceso electoral que lo determino ganador se realizo en condiciones de libertad, justicia y transparencia.

Los venezolanos vivimos hoy secuestrados por una banda de pranes y hacia los cuales algunos opositores venidos de las filas rojas, parecen haber desarrollado el “Síndrome de Estocolmo”, pues, en sus declaraciones no sabemos si por nostalgia o por que en verdad no han renunciado al ideal revolucionario, se encolerizan tildando de radical a una valiente y valiosa líder como María Corina Machado que ha manifestado que el país clama desesperadamente por un cambio profundo e inmediato de este gobierno haciendo uso de los dispositivos constitucionales que así
lo permitan.

Por supuesto que el país demanda dialogo. Pero esto solo será posible con un nuevo gobierno. Un gobierno conformado por ciudadanos con un alto nivel de formación y sobretodo con una gran dosis de valores y ética.
Pareciera que muchos necesitan de la permanencia del régimen para justificar su accionar en el mundo político, pero en estas horas menguadas el país requiere saber con quien cuenta realmente. La república demanda de hombres y mujeres con valor y valores dispuestos a asumir el compromiso para que a través del camino constitucional terminemos con esta pesadilla y que sin lugar a dudas, cuanto antes será mejor.

JOSE ANTONIO VEGA C.
@JoseAVega