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No cabe otra palabra para los diputados oficialistas  encabezados por Pedro Carreño, con participación de una diputada guapetona  y azuzados por Diablodado Cabello, quienes agredieron directamente   y con apoyo  de sus guardaespaldas gorilas a  María Corina, Julio Borges, Américo De Grazia, Nora Bracho e Ismael García, entre otros  diputados de la alternativa democrática. Igualmente cobardes son  los altos funcionarios del régimen que avalan estas agresiones y otras  violaciones a los derechos humanos.

No menos cobardes son aquellos que con cualquier excusa callan ante estos atropellos. Se puede explicar, aunque no disculpar, que un loquito arribista como   Willam Ojeda se diga admirador de un régimen que tanto criticó. Que un Hermann Escarrá  lo imite da repugnancia. Evidentemente su ego pudo más que sus principios y, al no ser tomado en cuenta por la dirigencia opositora, decidió pasarse con armas, bagajes y kilogramos  de exceso al bando que combatió y que llamó a enfrentar con el 350 en innumerables asambleas de ciudadanos.   Extraña que  periodistas como Eleazar Díaz Rangel  y Ernesto Villegas estén del lado de los inescrupulosos.

Sobre Tibisay Lucena y las otras  tres  rectoras del CNE, así como sobre Luisa Estella Morales y sus sumisas subalternas del TSJ  y sobre Luisa Ortega caerá la mayor parte de la responsabilidad por las violaciones a la Constitución.  El Alto Mando militar que apoya descaradamente a los rojos y que participa de la represión  será recordado como ejemplo de inmoralidad.

Por su parte el ilegítimo “mentira fresca” ya declaró que “como siempre la oposición fascista sigue provocando”. Nuestra solidaridad con los agredidos y con Antonio Rivero, detenido arbitrariamente. Todos estos atropellos indican lo débil que está el régimen. Se consumó un golpe parlamentario.  Los países democráticos se han percatado de la naturaleza represiva de quienes ejercen el poder. Los cobardes no podrán imponerse¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

Eddie A. Ramírez S.
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