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(Barinas. 16/09/2020) Los casos y cosas de casas, o mejor dicho, de las redes sociales en Internet, es como para andar como el morrocoy y la tortuga, con una coraza. En honor a la verdad, es toda una selva lo que se puede apreciar, y en especial, intereses muy particulares.

En la comunicación se pueden conocer las fortalezas y las debilidades, las amenazas y las oportunidades de quien hace uso de la misma. Se asemeja en algo a la basura, por ella puedes deducir cómo se alimenta o a qué actividades se dedica quien la produce. Es importante aclarar que evaluamos desde una arista muy injusta a la basura; clasificada y tratada inteligentemente nos puede reportar un abono orgánico muy valioso que nos dará de retorno, materias primas o alimentos en un ciclo vital, tal cual ocurre con el agua.

Hay quienes publican trivialidades en una gama de temas que van desde lo más interesante, pasando por lo folclórico y los más audaces, publican asuntos que son parte de la farándula o simplemente banalidades. Como dice el proverbio “de todo hay en la viña del Señor”, y las redes sociales e Internet no son la excepción, son fiel reflejo e imagen de nuestras inefables realidades.

Hay quienes, por ejemplo, utilizan estas herramientas de comunicación para fines de lucro o comerciales, personajes que tienen como su más anhelado propósito: Lograr “viralizar” su mensaje. Qué tan bueno puede resultar tal propósito, hoy en día que estamos padeciendo una terrible pandemia a causa de un terrible virus. Una tarea para reflexionarlo, cuestión tal vez, de semántica del idioma.

Lo anteriormente relatado en toda esa variada gama es válido, siempre y cuando no afecte al prójimo, es decir, no hay falta ni pecado mientras que el uso del derecho a comunicarse no conlleve a promover la maldad, las tendencias negativas o el vicio. Vemos a un mundo tan convulsionado y de hechos recientes podemos sacar conclusiones bastante impactantes, lo de la primavera árabe hace más de una década, es un ejemplo, los jóvenes protagonistas de tal hecho lo hicieron utilizando como bandera las redes sociales, hoy en día esa estrategia es utilizada como especie de contragolpe, a manera de revanchismo urdido en el llamado Foro de Sao Paulo, de este lado del orbe la juventud mediatizada.

En fin, que cada quien expresa sus prioridades, sobre la base de intereses y necesidades. El nuestro, sin caer en polémicas, y sin imponer criterios de publicidad, publicidad entendemos por el acto de hacer pública una idea, un producto, un servicio o algo que pueda intercambiarse. Cuánto no diéramos, no en dinero, pero sí en trabajo y más trabajo de concienciación por hacer viral este mensaje: “Dejad que los niños vengan a mí”.

Lo decimos por una sencilla razón, hay derechos, y el derecho a comunicarnos de los niños pareciese fuese cuestión insignificante, no se trata de un juego, lo decimos responsablemente, y, según la ley en Venezuela, por encima de los derechos de los adultos está el interés superior de los churumbeles (art. 8 de la LOPNNA). Revisar el modelo educativo de Finlandia, nos permite plantear un cambio del arcaico modelo que nos impusieron, empezando porque las tareas las abolieron y el proyecto de aprender y enseñar es mucho más acorde al contexto.

En una forma colectiva de asegurarnos más y mejor educación, en especial en valores morales y espirituales. Y con ello, a las redes sociales un acertado uso le estaríamos dando. Que se entienda de una vez por todas en las altas esferas del poder acerca del error que cometen muchos obtusos gobernantes: “De tanto que hemos ahorrado en educación, nos hemos hecho millonarios en ignorancia”.

Hermes Varillas Labrador