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La usurpación de la presidencia por el señor Maduro ya no es tan nueva, como tampoco es recién la encargaduría de esa misma presidencia por parte  del señor Guaidó. Está claro, de que el país se estremeció por unos días consecutivos, más que por el largo tiempo  en que va este burdo pugilato Maduro – Guaidó, hasta caer una vez más en la inacción. En convocatorias frías como el hielo, aunque en algunos casos con gente, pero como ya lo dije la semana pasada. Gente sin rumbo concreto, sin certeza de nada.

Gente, casi que acostumbrada también a regresar a su casa por la tarde, sin coronar nada, sino al  mismo trajín de hace años: a cuadrar la cena habiendo dejado pasar el almuerzo por debajo de la mesa. Con hambre.

En esto, a mediados de año cayó el dictador de Zimbabue, luego hasta un gobernador democrático de Puerto Rico, el mismo Evo Morales recientemente y, mucho más favorable aún para los factores  democráticos venezolanos, hace más de tres años atrás, el bloque socialista de la región encabezado por Lula, asimismo se vino abajo junto con sus sigues, Correa de Ecuador y la Kirchner de Argentina. Sin embargo, estos importantísimos acontecimientos políticos, no provocaron la esperada reacción político- coyuntural pueblo- dirigencia de Venezuela para salir de la tiranía madurera.

“Venezuela se quedó en el aparato, cual yegua emburrada”, diría un hípico. Entretanto el año está casi que ido, hasta en la guerra se pide un “time” en estos tiempos decembrinos, la política como es su prima-hermana también lo pide.

Ahora, encima de todo, que nadie lo espere, el liderazgo no se trasiega como el agua, la gasolina y otros, de un tanque a otro, como tampoco se trasiega la imbecilidad. Por tanto es muy cierto  de que el liderazgo venezolano se encabrita, muerde el freno cual caballo indomable en dos patas y no obedece a más tonterías ni bagatelas. Ese liderazgo encabritado exige en definitiva una representación de mujer, en cuyo umbral aparece firme decidida a triunfar sobre la tiranía madurera: María Corina Machado, una mujer esclarecida, estadista de primer mundo, demócrata, liberal, la cual cuando ha apoyado a otros  factores democráticos del país, ha sido por su esclarecimiento político de avanzada, no porque ella deponga su propia lucha personal o su propio proyecto `político para el país, lo cual no ha sido reciproco hacia María Corina. Y he allí la gran diferencia de María Corina, respecto de esos personajes. Pero de todos modos María gana en todo, gana porque cuenta con la gente que son mayorías.