(Barcelona. 02/10/2019) Es probable, muy probable, que las delgadas líneas en la política venezolana de estos momentos obligue al aún presidente encargado, Juan Guaidó, a terminar de verdad su encargaduría como Presidente de Venezuela. Se cumpliría en efecto, el artículo 233 constitucional, según el cual, el Presidente de la Asamblea Nacional se encargará de la presidencia de la República por 30 días, mientras se convoca a nuevas elecciones de presidente, palabras más palabras menos, con observancia al Estatuto para la Transición.
Guaidó no pudo de cerrar el inning con éxito, la historia le puso en sus manos el pasado 23 de enero del año en curso. Por el contrario prefirió quedarse allí sobre el montículo, mirando a las estrellas con la pelota en la mano.
No obstante, aún el pide más tiempo. Será más tiempo para él, en particular, puesto que al país se le acabó el tiempo desde hace rato, y no hay más tiempo ni vacilaciones. Qué bárbaro, si ya pasamos el colapso y entramos en la catástrofe del país. Es más, ese silencio casi sepulcral en el estadio, que es Venezuela, no permite la pita ni el irrespeto contra Juan Guaidó, porque quién puede pitar a un pitcher que ni siquiera soltó la pelota. Nadie.
Claro, y vamos más allá, y ante todo debemos ser honestos con Guaidó, respetuosos con él- como ya dijimos-, sobre todo, en vista de que el tiempo de Guaidó no es el mismo tiempo de Maduro y su tiranía de hambre y miseria. Pero en total, siendo ambos tiempos una sola constante, es natural, de que quien sale favorecido es la tiranía madurera, la cual tiene que acabar ahora y para siempre.
En consecuencia, el país tendrá que “romper fuente” en cualquier momento. Tendrá que parir, si fuera preciso y necesario, nuevos acontecimientos a la luz de las circunstancias aliadas con las líneas delgadas de la política. Habrá que abrirle paso a nuevos escenarios de lucha para el propio momento que vivimos. Suelte o no suelte la pelota Guaidó. Pida o no pida más tiempo.
Nada es más relevante e impostergable que las líneas delgadas de la ´Política venezolana, las cuales desde luego, están en nuestra propia Constitución nacional. (…) «Toda persona envestida o no de autoridad debe defender la vigencia de esta Constitución (…)”, Art 333 que resume todo el espíritu constitucional de nuestra Carta Magna.
No en vano, nuestra digna “Fracción 16 de julio” en el parlamento, junto con la máxima lidereza María Corina Machado, insisten en,” Cese ya de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, lo cual comparten con las mayorías. No hay vuelta atrás, a pesar de la plantilla de payaso que se unen a la tiranía madurera.
Eleazar Contreras