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(Caracas. 11/06/2019) A seis meses de aquel  23 de enero en el que los venezolanos juramos, avanzar con firmeza, en el camino de la conquista de nuestra libertad, hoy ni siquiera podemos decir que nos encontramos en el mismo sitio, pues son muchos a los que  el tiempo no les alcanzó para vivir, otros  que impotentes miran cómo se deteriora sus condiciones de vida a pasos agigantados, mientras que otros tantos se marcharon del país buscando ese destino mejor, que no siempre encontraron. Hace seis meses ya, seis meses de todo y de nada: un semestre perdido.

Nuestra Venezuela sin embargo, mantiene intacta su lucha libertaria y continua reclamando la conducción de este momento histórico por líderes decididos a redimirla, líderes políticos, sociales, empresariales y todo aquel líder que no dude ni un momento  de su  objetivo  y  mucho menos que lo cambie inconsultamente a medio camino. Son veinte años de esta desgracia socialista que persigue y hostiga por igual a todo el que se resista a su dominación, son veinte años de prácticas comunistas que nos condujeron  a la  sobrevivencia  y cuando no a la muerte.

Van seis meses desde que juramos liberarnos de la tiranía y sus mafias y no a simular que lo hacíamos, juramos preparar la transición hacia la democracia y no la cohabitación con las mafias. Después de  veinte años de sacrificios para muchos y de holgura para pocos, la pesadilla socialista resurge y nos promete como logro opositor  convivir con su desdicha, pero somos  más los que  junto a la ciudadanía gritamos también con brío; ya basta de Nicolás Maduro y sus mafias, veinte años de miseria socialista son suficientes.

Hoy mientras el país sigue firme y decidido a avanzar, unos cuantos lideres decidieron retroceder, olvidando el juramento de aquel 23 de enero, juramento que  simbolizan  seis meses de esperanzas para  un pueblo que sufre y que espera  superar esta situación.  Ese 23 de enero marcó la historia de una clase política que se erigió como protagonista y conductora del proceso, como una nueva  generación libertaria se presentaron ante el mundo y aunque  fue y sigue siendo muy difícil conocer sus estrategias para lograr su cometido, apostamos a su éxito, pues era lo que esperábamos y con ellos juramos acompañarlos a ponerle  fin a este sistema, todo ello junto a la fuerza ciudadana que lo demanda en las calles, a las instituciones legítimas comprometidas con la causa y a la comunidad internacional respaldándonos decididamente. Juramos entonces asumir con gallardía y decisión la ruta del  coraje  para restituir nuestra mancillada democracia, por eso siempre hablamos de la ética política.

Hoy  cuando todos  conocemos que un nuevo dialogo se interpone en el logro de los objetivos inicialmente planteados pretendiendo la consolidación de la usurpación por nuevas vías,   exigimos  el respeto ciudadano que merecemos quienes no toleramos que bajo este mecanismo  ser diluyan los sueños de libertad  y  los apoyos determinantes para avanzar hacia ella.  Necesario es recordar que mientras algunos se preguntaban, si estábamos apurados por salir  de esta situación, le respondíamos; claro que estamos apurados porque nuestra crisis es humana y su ferocidad golpea a la población más vulnerable y deja en estado de orfandad material y emocional a nuestra población.

Hoy nuevamente le decimos, si estamos apurados, no podemos esperar más, se trata de una sociedad desamparada la que nos obliga  como  políticos a dar pasos oportunos para lograr un cambio de régimen,  y  ahora es el momento,  no podemos perderlo, ¿seis meses más? no por favor.

No podemos doblarnos ante un régimen que asedia y destruye, el riesgo no es para un hombre, un partido o una elite, el riesgo que hoy se cierne sobre nosotros es para la república. Por ello tanto a esta  tiranía como a su sistema de mafias hay que sacarlos de raíz,  no podemos darle tiempo para su reacomodo. La Venezuela ciudadana merece y reclama congruencia en la acciones,  no solo una  unidad vacía, esa unidad de la nada mostrada en la tarimas de actos proselitistas.

Muchos quisieron ser los protagonistas de esta gesta, y en su egoísmo prefirieron sumarse a los artífices de la miseria ajustándose a sus estrategias, pues no querían compartir sus logros, he aquí los resultados: luego de seis solo serán recordados como la  GENERACIÓN QUE PERDIÓ EL SEMESTRE, les queda uno, procuren aprobarlo.

@DignoraHernandz