De picadillos… El régimen dictatorial sólo quiere tener un “compromiso” (dizque) con Oslo-Noruega para más tarde salirse con la suya de cualquier manera, donde incluso “perdiendo” el régimen, salir ganando después. Y como Oslo tampoco se va a rasgar las vestiduras por nadie, todo será “valido”, lo que se pierda o lo que se gane, incluso, así sea a favor o en contra. En total, Oslo no es La Haya.
Por ejemplo, “perdiendo” el régimen, es muy probable que las fuerzas mayoritarias opositoras ( todas), se vean obligadas, según algún acuerdo de Oslo, a ir a unas posibles elecciones, no se sabe si generales o no, antes o en 2020. Elecciones, que no serían libres y democráticas porque el electorado iría sometido y forzado por una falsa creencia, según la cual, la dictadura a la que tanto desprecia y rechaza el pueblo, es la primera fuerza política – electoral del país, siendo ello mentira, falso. Puesto que el régimen todo el mundo sabe que es producto del mayor fraude ´político –electoral de la historia. Es una usurpación.
Pero antes que esto ocurra, esa falsa creencia (dizque) de gran fuerza electoral del régimen, va a obligar, siendo un falso positivo, a la Oposición Democrática a contarse, sin necesidad, sin haber razones de peso para ello, puesto que el régimen –repito- es una ínfima minoría electoral que sólo le daría un solo diputado a nivel nacional en unas elecciones, si se aplica la correcta representación de las minorías (hoy eliminadas) o Método De Hont.
De otro modo el régimen no saca nada, algo así como ocurría con el otro dictador Marcos Pérez Jiménez después que cayó, cuyo mamotreto de partido FUN fue un fracaso total.
Entonces lo correcto y verdaderamente democrático sería que, aun validando al PSUV en el CNE, la Oposición Democrática y todos sus partidos, presenten sus candidatos, sin quitarle el derecho al partido o partidos que deseen hacer sus primarias en su propio seno para elegir su candidato o candidata. Así pues, gana la Democracia, porque el electorado va libre de chantajes, libre de falsos positivos, sin ataduras electorales, sin falsas creencias que lo hagan pensar en que la dictadura que lo hambrea, que lo arruinó a él y a su familia, es al menos una fuercita electoral, siendo peor que nada, apenas el 0,33% del total de los votos.
No obstante, el régimen busca en Oslo, a sabiendas que perdería cualquier elección, quedar “de gratis” como la segunda fuerza política del país, siendo nada. Así se salva el chavismo de desaparecer por completo, ¡lo cual se anula! ¡Por supuesto! Si el régimen saliera por la fuerza expulsado del mando o renunciando a la usurpación. Qué picadillos.