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Lo primero que hay que remarcar es que la ignorancia moderna confunde el liberalismo con ser “conservador” cuya base es la libertad, es una de las creaciones políticas más portentosas de la humanidad, que permitió a cualquier persona, sin distinción de raza, credo o posición social ir al dentista, comprar un carro o inscribirse en la universidad, y que colocó la igualdad engañosa (promesa comunista) en el plano del acceso al conocimiento y ante la ley.

El capitalismo (único modelo que ha demostrado ser capaz de derrotar la pobreza), por su parte, es su derivado económico, solo posible por el ejercicio de la libertad, el libre mercado y la libre concurrencia. Sin embargo, en este desolado país seguimos con gobiernos que compran caro usando los recursos de la educación, la salud y los servicios públicos para vender barato, destruyendo las posibilidades productivas de la nación.

No dudo que la repartición alegre y bonchona del producto mágico de las riquezas del subsuelo, generen muchos votos irresponsables al demagogo, pero el espectro de la miseria será siempre una espada colgada de un hilo sobre esa masa deformada por el populismo. Pensar que pueda existir un país sin pobreza es utópico, porque siempre existirán individuos ganados para la inacción, la improductividad y los vicios, cuyo génesis es la ignorancia, sin embargo, lo deseable, es que esa porción sea reducida.

Si a algo podemos aspirar, es a pertenecer por derecho participativo, a una nación con gobiernos alternativos, decentes, inteligentes, que castiguen la corrupción, inviertan en servicios públicos esenciales y en seguridad interna y externa, y cuyos habitantes, ascendidos en la escala del progreso por la cultura del trabajo (no por el denigrante servilismo político) practiquen el cumplimiento de la ley, el respeto al derecho ajeno y sean responsables de sus actos, porque esa sería una nación próspera, bien alejada de caer en la tentación de escuchar los cantos de sirena de la esquizofrenia ideológica socialista, cuya práctica ha dejado la evidencia de su carácter destructivo de toda posibilidad de progreso y esto se debe a que es un sistema que niega la productividad y la recompensa, y persigue como delito la propiedad privada (una herramienta sustantiva de la libertad) y, sobre todo, elimina la condición de individuo al ser humano para empotrarlo en la masa de conciencia colectiva.

Usted como político con ambiciones de poder, ¿cree en la sociedad, producto liberal, como conjunto de individualidades con especificidades particulares responsable de su subsistencia?, o ¿en la masa uniformada, de conciencia grupal mantenida en el potrero del gobierno, sumisa por la supervivencia? ¿Considera la propiedad, así como la vida y la libertad, derecho humano fundamental? Responda y ubíquese, porque las medias tintas demagógicas han llenado el espectro político latinoamericano de una imposible variedad de oportunistas, basta de políticos sin ideologías claras, basta de fanatismos políticos y basta de estar en partidos políticos solo porque me gusta su líder.

Soy liberal porque creo en la libertad y la diversidad de prensa, reunión, opinión, religión, opción sexual, política etc. Desde el respeto hay que saber aceptar y valorar que hay ideologías diferentes a la de uno mismo, las cuales no son mejores ni peores, sólo diferentes.

Soy liberal porque veo la libertad como un derecho natural, en el que nadie debe interferir. Los seres humanos no son propiedad de nadie salvo de ellos mismos.

Soy liberal porque creo que el libre mercado, los derechos de propiedad, la división del trabajo y el capitalismo son la esencia para el progreso económico  y social del ser humano.

Soy liberal porque creo en una intervención mínima del Estado cómo única forma de acabar con la ineficiencia y la ineficacia en la gestión pública de algunos gobiernos.

Soy liberal porque defiendo que las privatizaciones, son en la mayoría de casos, la mejor forma de gestionar unos servicios, logrando que esos servicios sean de mejor calidad y a un menor coste que los públicos. Las economías de escala, la experiencia y la especialización son los aspectos que sustentan una mejor gestión privada en la mayoría de servicios.

No debemos caer en la lucha de ser de izquierdas o de derechas, ya que son esas disputas las que desvirtúan la política, y las que arengan a los críticos.

Alto y claro, y respetando al resto de ideologías que no son la mía, puedo decir que no soy más ni menos político que nadie, pero SI, soy LIBERAL.

Coordinador de Universidades Vente Joven Nueva Esparta