Venezuela es un país cuyos ciudadanos se han caracterizado desde siempre por empeñarse en trabajar juntos, y muchos de los éxitos de su gente se han alcanzado porque la solidaridad y el buen corazón se le han atravesado a la mala racha, el destino o simplemente lo que “toca” que sea. Tristemente, la benevolencia suele estar acompañada de inocencia y se dice triste porque normalmente este tipo de personas son dañadas por algún factor externo que para el caso de Venezuela se llama “dictadura”.
A pesar que dicha necesidad por hacer el bien y el empeño de los venezolanos por sentir que todo está bien, la tiranía se ha ocupado de testear sus límites constantemente y comprobar “qué tanto aguanta un venezolano si sucede…”, lo han puesto a prueba con escasez de comida, hiperinflación, inseguridad, insalubridad, falta de medicamentos, fallas en servicios públicos y pare usted de contar; la creatividad del régimen en este punto no tiene límites, y entiéndase por creatividad el sadismo insuperable por el que disfrutan y agradecen numerosas muertes.
Hace unos años atrás considerar un acompañamiento militar extranjera era casi una utopía, puesto que los venezolanos no se sentían en la capacidad de soportarlo entendiendo que eran conscientes que no existía entre ellos suficiente “aguante” para enfrentarlo; hoy por hoy, es la única salida racional que se escucha en las calles y que los ciudadanos claman constantemente en cada manifestación, en cada protesta pacífica y que incluso llega a generar ansiedad, porque es tan anhelado como necesario. Es muy probable que luego de entender que se registran más muertes diarias en la “normalidad” del diario vivir del país que en una guerra civil; el raciocinio comience a considerar el acompañamiento militar extranjero como una estrategia justa, necesaria y determinante en el proceso para alcanzar la libertad, porque al ser honestos, solos no podemos.
Henry Ford dijo una vez que “unirse es el comienzo; estar juntos es el progreso, trabajar juntos es el éxito”, y toda Venezuela unida se ha lanzado a la calles para clamar libertad, para hacer valer sus derechos, para terminar con la narco-tiranía y para hacer saber a sus dirigentes que el artículo 187, ordinal 11 es el único camino hacia ese objetivo. Los buenos somos más, los valientes están entre nosotros y la ayuda extranjera se ha unido a este camino para no descansar hasta vivir en plena justicia y libertad.
Venezuela lo merece, Venezuela sigue en las calles y no descansará hasta lograr su libertad, del Quiebre a la Transición, Venezuela no se rinde, sigue adelante y reconoce que la intervención extranjera es necesaria.
@EsLaQuintero