Este pasado fin de semana, tras la convocatoria de nuestro Presidente (e) Juan Guaidó para la movilización del 23 de febrero, donde millones de venezolanos nuevamente tomamos las calles, unos para llevar un mensaje a las FAN, otros estuvimos en nuestras fronteras, en este caso en la más concurrida en el país, en la frontera de San Antonio del Táchira con Colombia.
La organización de esta movilización parecía una cita a ciegas, ya que prácticamente nadie conocía la estrategia a seguir por cuestiones de seguridad, no siendo esto un obstáculo para una ciudadanía dispuesta a darlo todo por todos sus hermanos venezolanos, que tanto necesitan la ayuda humanitaria.
Cada movilización que llegaba a nuestro municipio fronterizo venía dirigido por un gran grupo de mujeres, de gochas con coraje en su mayoría, madres, esposas, hijas, hermanas, enlazadas formando cadenetas de esperanza y de valentía con firmeza, respaldadas por miles y miles de ciudadanos del pueblo de San Antonio, primeramente, siendo este acontecimiento histórico para nuestro país, un momento de mucha motivación, esperanza, sensibilidad, adrenalina e inclusive nostalgia.
Al avanzar la gran marcha de héroes, llena de mujeres aguerridas, empezamos a notar la presencia varios diputados nacionales, situación que motivo muchísimo más a nuestros valientes, convirtiéndose la movilización de la esperanza en una familia gigante que intentaba rescatar la ayuda humanitaria.
Fuimos caminando la avenida Venezuela, hasta conseguir un primer camión de la Guardia Nacional que obstaculizaba nuestro paso, pero fue retirado brevemente por los funcionarios. Faltando dos cuadras para llegar a la conocida aduana, sin mediar palabra alguna o escuchar el mensaje de nuestras valientes mujeres, empezaron a reprimir fuertemente con gas lacrimógeno y perdigones, afectando a nuestras valientes y a infinidad de ciudadanos que venían apoyando la movilización de la esperanza.
Ante este incidente vimos como una gran cantidad de jóvenes, de esos que llaman «los caraqueños», que llegaron desde hace meses a nuestra frontera a trabajar con sus carretillas y lograr un ingreso que les permitiera medio comer, se sumaron a la lucha e insistieron con lágrimas en sus ojos, en reorganizar la movilización de la esperanza, que minutos después fue nuevamente atacada, pero en este caso no fue con gas y perdigones.
El temor generado por los grupos terroristas que apoyan al régimen tomaron el control del pueblo, amenazando a manifestantes, disparándoles, golpeándolos, humillándolos y ordenándoles que, » se desaparecen y no vuelven a salir más, porque los vamos a quemar», repetían los miembros de este grupo irregular.
Pasando el momento histórico y la marcha de la esperanza de ser un gran evento humanitario, a un secuestro masivo de civiles desarmados, ya que fueron horas de resguardo, de silencio y terror ante las amenazas de estos, de ingresar a las viviendas que abrieron sus puertas para resguardar a nuestra gente, que al mismo tiempo con la poca cobertura que se tenía en la telefonía móvil, recibía información de situaciones similares en los otros puentes que unen nuestras fronteras colombo venezolanas.
Este país de guerreros y nuestro estado Táchira, tierra que parió una generación inquebrantable, lo ha dado todo, durante muchísimos años, tenemos una ciudadanía llena de necesidades, de dolor, de familias divididas, de madres desesperadas por alimentar a sus hijos, de cientos de personas que necesitan insumos médicos y que su vida depende de pocas horas.
Le exigimos a nuestra Asamblea Nacional, a nuestro Presidente (e), que tome decisiones firmes ya, que la Constitución en su artículo 187, numeral 11 define bien, lo que puede autorizar la misma AN y que puede traerle por fin la libertad a este país que lo ha dado todo, que lo sigue dando todo y que ya necesita soluciones palpables, Señor Presidente (e) avance, que estaremos con usted en esta decisión, Venezuela aclama Libertad.