Hoy más que nunca, somos el verdadero ojo del huracán en el hemisferio y en el mundo entero, y no puede quedar la menor duda de ello. El caso de Venezuela pasó de ser un problema nacional a ser transnacional; es decir, ha trascendido fronteras por la naturaleza, gravedad y los niveles que ha alcanzado.
Nadie puede dudar que lo que viven los venezolanos en la actualidad es un estado total de tragedia, trauma, drama, agonía, desesperación y miseria dantesca. Nunca antes nuestra nación había sido víctima de tanto horror, atrocidad, crueldad y barbaridad. Pero la claridad que hoy tenemos a nivel interno y a los ojos del mundo ante este catástrofe es muy clara, porque sabemos con exactitud el proyecto de destrucción que se propuso este régimen desde antes de su llegada al poder para destruir toda una población, para socavar todas y cada una de nuestras libertades y para tenernos sometidos a su autoridad a través de los actos más violentos e inhumanos que han podido cometer. Para ellos lo más importante será mantener y expandir su poderío que, hoy por hoy, se encuentra debilitado porque ya no tienen más caretas que ponerse, han quedado vilmente desnudos y expuestos ante los ojos del mundo una vez más.
Ya no es un secreto que en Venezuela lo que impera es un sistema de mafias y un Estado criminal, un andamiaje de corrupción que los que hoy usurpan Miraflores fueron penetrando en cada una de sus instituciones y espacios. Se encargaron de avivar el resentimiento y la envidia como una «política social», hicieron ver que éramos un país rico por tener petróleo y porque el Estado podía costear y financiar todo lo que quisiera mientras la preocupación del ciudadano era solo la de votar y no opinar, lograron inocularse en todos los sectores y factores hasta de nuestra vida cotidiana, y que hoy nosotros no tenemos el control ni poder de decisión ya que vivimos bajo el sometimiento, hostigamiento, persecución y dominación. Quisieron quebrarnos hasta nuestra moral y espíritu, pero es lo que todavía no han logrado, ni lograrán, porque sabemos el valor de nuestras vidas y nuestro aporte, tenemos la firme convicción de que recuperaremos nuestra nación y la reconstruiremos a pulso.
Como sociedad, como un país que reivindica la idea de Occidente y su importancia, Venezuela, hoy tiene una oportunidad valiosa, un momento único y que no puede desaprovechar, todo lo que hemos hecho hasta ahora sin duda ha marcado un gran precedente para el rescate de la República, pero lo que hoy está en juego no es solo la apertura de un canal humanitario o un cambio de gobierno, lo que nos estamos jugando es un verdadero quiebre del sistema socialista, opresor, tiránico y autoritario; apostamos entonces por un verdadero cambio de paradigma y estructural, por una transformación político-cultural para jamás volver a cometer los errores que hoy nos azota y agobia, tenemos el deber muy responsablemente de escribir importantes páginas de ésta historia, que no nos la han contado porque nos tocó vivirla en carne propia, de allí pues, nuestro compromiso debe quedar plasmado.
Ahora bien, en los últimos días hemos vivido diversos episodios que han despertado de nuevo la esperanza y la energía en un verdadero cambio, pero también hay que decir que no podemos vender falsas expectativas o pasiones exacerbadas, ya que podemos estar cayendo en lo mismo que años anteriores. Creo que es momento de pensar y actuar con firmeza, coherencia, criterio y cabeza fría, entendiendo que está en nuestras manos y los que nos han mostrado sus apoyos el devenir de la historia venezolana.
Me detengo en un gran paso que hemos tenido en este proceso, y es el de la ayuda humanitaria, un respiro vital para una población vulnerable y necesitada en nuestro país, pero sin olvidar que lo esencial es la salida del régimen de inmediato, porque un día más en el poder por parte de las mafias se traduce en pérdidas de vidas inocentes e indefensas.
Este pasado 23F vimos como se hacía historia en las fronteras de Colombia y Brasil con Venezuela para la entrada de medicamentos y alimentos y así apalear la crisis humanitaria, pero también vimos la muestra cruel de episodios dolorosos, sangrientos y salvajes donde quemaron estos recursos y bandas armadas que reprimieron sin ningún temor dejando a su paso heridos y muertos.
De nuevo, a pesar de los cercos y barreras que nos han puesto para no poder conocer estas informaciones, el mundo entero pudo observar de lo que es capaz este régimen, por ello, ya estamos en otro nivel y eso es indudable, ya pasamos a otra etapa, nos hemos jugado muchas fichas y la exigencia es que nos mantengamos firmes y con acciones que no permitan que este proceso pueda enfriarse o desvirtuarse, por eso hoy instamos e invocamos a que se aplique el artículo 187 numeral 11 de nuestra Carta Magna, entendiendo además que #YaNoHayVueltaAtrás que necesario es avanzar y no detenerse en el proceso de libertar a Venezuela de una vez y por todas.
Nuestro mensaje más enfático y claro que nunca con las Fuerzas Armadas y los funcionarios que se han puesto del lado de la libertad, con los actores desertores, con la comunidad internacional en pleno y con nuestros ciudadanos… Es la ética de la urgencia, Venezuela no puede esperar más, el cese de la usurpación debe darse inmediatamente, tenemos la fuerza y el respaldo para lograrlo.
Venezuela nació para ser libre, estamos profundamente comprometidos y en consecución para ello. Trabajo de sobra nos viene en las próximas horas, las próximas semanas, los meses por venir y los años que están por ver renacer esta República…
Estamos transitando una etapa muy dura, pero sabemos la ruta y también sabemos cual es el próximo paso, el paso decisivo.
¡Seremos libres y que no quede duda de ello!