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El expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en un personaje indeseable. Un lacayo del régimen que aparece en momentos decisivos para prolongar dolor y lágrimas. Una especie de ente dotado de una facultad especial para emponzoñar todo lo que toca. ¿Hasta cuándo estamos dispuesto a soportar que este servil Leviatán trate de destruir la inquebrantable fe de los venezolanos en un provenir de libertad y progreso? ¡Yo digo que basta! Es hora de que la Asamblea Nacional (AN) lo declare persona no grata.

Del Partido Socialista Obrero Español  (PSOE) surgió este Zapatero que ocupó la Presidencia del Gobierno de España entre el 2004 y el 2011, para venir a convertirse luego en el recadero de una de las dictaduras más corruptas y crueles de la historia de América Latina.  Ya la muerte se había encargado de Hugo Chávez, cuando en el 2015 su sucesor, Nicolás Maduro, decidió usarlo como mediador de diálogos entre la oposición y su régimen. Los resultados demostraron al final cuál fue la verdadera misión encomendada.

Con José Luis Rodríguez Zapatero como “mediador”, en Venezuela se multiplicó el número de presos políticos y la represión llegó a unos niveles de brutalidad comparados con las peores dictaduras del mundo.  El expresidente español se convirtió, además, en un instrumento a nivel internacional para tratar de lavarle la cara al régimen. Algo así como el “canciller” del infierno venezolano ante los Estados Unidos, la Unión Europea, América Latina y los organismos internacionales.

Pero su trabajo sucio no quedó allí. Zapatero no solo buscó apuntalar a Maduro en el poder ganando tiempo para que pudiera consolidar su maquinaria de poder, desmoralizar a la disidencia y perfeccionar sus mecanismos de represión y sometimiento en contra de la población; sino que también clavó sus afilados dientes para desgarrar a la oposición venezolana.

El chantaje y las torturas psicológicas aplicadas de manera sistemática  contra influyentes presos políticos y sus familiares para que respaldaran los falsos diálogos a cambio de una libertad, así fuera a medias o paralítica, se cuentan entre las repugnantes hazañas del campo de operaciones de este Zapatero remendón de satrapías en Venezuela.

En el otro extremo, el peón de oro de Maduro se movió para que Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea levantaran las sanciones impuestas a funcionarios de su régimen y sus testaferros por haber saqueado el erario público, sin importar que cientos de miles de venezolanos se murieran de hambre o tuvieran que hurgar en la basura para conseguir un bocado de comida o fallecieran de mengua por falta de medicinas y equipos en los destartalados hospitales.

El nivel de maltrato de Zapatero ha sido tan grande, que recientemente declaró que la culpa del doloroso éxodo masivo y de la diáspora venezolana no es de Maduro, sino de los países que han impuesto sanciones a los corruptos, narcotraficantes y violadores de los derechos humanos que han convertido a nuestro país en un estado fallido y forajido a punto de disolución.

Este fiel mozo de Maduro también ataca al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, acusándolo de promover intervenciones militares en Venezuela, cuando el alto funcionario hemisférico lo que ha hecho es defender la libertad en nuestro país, sin ambages, ni esguinces.
Así de ruin, indigna y despreciable ha sido la servidumbre de José Luis Rodríguez Zapatero con la dictadura. Entre lo más infame está el intento de encubrir el crimen del concejal Fernando Albán, al rechazar una investigación independiente para identificar y juzgar a los culpables. Por eso, la AN no debe dudar en declararlo persona non grata y exigir que se prohíba su entrada al país por “sécula seculorum”.

@OmarGonzalez6