En Venezuela existen muchas carencias, y esto nos afecta directamente a todos. En los últimos meses les ha tocado a los trabajadores del sector salud tomar las riendas de las protestas. Médicos, enfermeros, camilleros, farmaceutas, entre otros profesionales del gremio, se han volcado a las calles para exigir condiciones de trabajo dignas, sueldos reales y seguridad. El régimen barbárico simplemente ha ignorado.
Los venezolanos sabemos que la única solución viable para la mejora considerable de la situación del país es desalojar a la cúpula tiránica, la cual se vale de cada uno de los bajos y malignos recursos a su disposición para atornillarse en el poder.
Tratándose de un régimen criminal, con nexos directos con los principales cárteles de la droga y que, además sirve de puente a grupos terroristas como Hezbolá, la única opción que nos queda es recurrir a nuestra fuerza, aplicar nuestra fuerza en todas las opciones que desemboquen en la salida de la cúpula. Por esto, las protestas del sector salud deben contar con el apoyo de todos los venezolanos que intentamos reanimar a la libertad, en tanto que simbolizan una presión legítima para el régimen. La valentía de nuestros médicos, enfermeros, camilleros, y de todos quienes participan en estas protestas, evidencian una clara realidad: ya estamos cansados de que un régimen oprobioso nos arrebate la libertad, las vidas de nuestros conciudadanos y las oportunidades de ser mejor sociedad.
Siguiendo este camino y participando de cada uno de los métodos de presión, tanto internos como externos, será posible recuperar el país y, de la mano del libre mercado y la empresa privada, comenzar su ardua reconstrucción, la cual confío será en un corto plazo.