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En el año 1888 se inauguraba la empresa eléctrica The Maracaibo Electric Light Co en Venezuela y ya en 1986 se inaugura la Central Hidroeléctrica Raúl Leoni (hoy Simón Bolívar). Desde entonces, en la gran mayoría del territorio nacional comenzaba a expandirse el sevicio de energía eléctrica, se dejaba atrás la tradicional lámpara de gas-oil o kerosene que a las 7 de la noche daba luz a las penumbras en cada rincón de Venezuela. El país se encaminaba al desarrollo de cada una de sus potencialidades, un país petrolero que tenía más por ofrecer al mundo.

No viví en aquella Venezuela, donde se podía ver las estrellas a plenitud, sin que un farol interrumpiera la visión. Aquellos eran tiempos donde este país se dejaba maravillar por la modernidad y abrazar por el futuro. Una tierra mágica con recursos a cada metro cuadrado para ser uno de los países más ricos del hemisferio. Comenzaba a vivir en la crisis política que ya ensombrecía a Venezuela en 1993 y que 25 años después no son sombras, sino oscuridad.

Si, Venezuela está a oscuras, y no es el deja vú de una pesadilla, es la realidad del presente que comienza a confundirse con el pasado. Las lámparas de kerosene y gas-oil han vuelto ¡Inaudito! Vivimos desde hace 20 años en un país sumido en atrasos, que desde aproximadamente 10 años atrás aceleraba ya la debacle en el sector eléctrico. Viajar por esta tierra y ver el abandono al que fue sometido la columna vertebral del futuro tecnológico de cualquier país, la electricidad, es cosa preocupante; las zonas rurales del interior del país sufren a diario cortes no programados que dejan bastas extensiones habitadas del territorio a oscuras, incomunicadas; y que hoy afecta las grandes urbes, los centros del poder.

¿Cuánto se han robado? Incalculable a nivel monetario. Pero también se han robado la paciencia del venezolano que hoy no aguanta más estos «sabotajes» que inventa el régimen para tapar el descuido, la desinversión, el desfalco y la corrupción de la que es víctima el sistema eléctrico nacional y la nación entera.

La modernización del sistema eléctrico no fue prioridad para a quienes hoy solo se les puede llamar delincuentes. Para ellos, generar nuevas fuentes de energía nunca fue rentable, solo lo era crear proyectos multimillonarios para obtener recursos que el venezolano nunca vería en la calle, sino que engrosaba las cuentas de cada ministro que pasaba por ahí. No es utópico afirmar que todo forma parte de un plan concebido por los socialistas para dominar al venezolano, sumirlo en atraso y oscuridad, un verdadero crimen.

Venezuela está acariciando el pasado a nivel de la costumbre, y no lo podemos permitir. Una lámpara de gas-oil no es normal, lo normal es una bombilla. Acostumbrarse a volver al pasado es asesinarnos ante el futuro, es momento de detenernos y frenar el paso al retraso y solo permitir que avance el futuro y la modernidad.

 Dilio José Rodríguez (@diliojose)