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Yasunari Leidenz, coordinadora de Organización de Vente Venezuela en El Hato, Falcón, denuncia entrega irregular de bolsas CLAP en su comunidad

(Coro. 17/03/2017) Cuando todo el mundo se dispone a dormir, en El Hato, estado Falcón, hay miembros de la comunidad que tienen trabajo por delante. Pasadas las 9 de la noche, integrantes de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) entregan las cajas con los alimentos a las familias de la localidad, pero no todas resultan beneficiadas.

Este es el caso de Yasunari Leidenz. Indignada por la situación, decidió escribir una publicación en su cuenta en una red social para denunciar el modo cómo se entregan estos insumos en su comunidad: en lo clandestino, sin certeza de quién recibe qué o por qué.

“¿Cuál inclusión? Ellos hablan de inclusión, pero son los primeros que excluyen, y por razones políticas. Aquí en Falcón el régimen castiga a quien se atreve a denunciar o asumirse como opositor”, afirma, luego de dejar de recibir la mencionada caja.

Su mamá, una persona de la tercera edad, recibió una notificación para que acudiera a hablar con Yariné Morillo, supuesta funcionaria de la Alcaldía de Falcón y encargada de la distribución de los CLAP. Tras esta reunión, celebrada hace poco más de una semana, se les dijo que no entregarían estas bolsas en los próximos días.

Sin embargo, los alimentos sí los entregaron, pero no llegaron a su casa. En su caso, tenía que cumplir con un requisito: pedir disculpas por el escrito publicado en la red social.

“Yo no tengo por qué arrepentirme por nada de lo que escribí. Lo normal es que ni siquiera existan cajas CLAP. Lo normal es que cada quien compre lo que quiera en cualquier bodega o abasto cerca de su casa, pero es insólito que además no permitan que uno se queje por lo irregular del proceso de entrega”, critica.

Leidenz es la coordinadora de Organización de Vente Venezuela en el municipio Falcón y reconocida dirigente comunitaria de El Hato. Su caso, aunque parece aislado, es la historia de muchos otros venezolanos en distintas partes del país.

Hoy, dice no resignarse a extender la mano y aunque esta caja le ha permitido alimentar a su hijo de ocho años, se niega a callarse y pedir disculpas por las consecuencias de una situación que es responsabilidad del régimen de Nicolás Maduro.

La situación de Yasunari tiene lugar mientras el oficialismo emprende una dura arremetida contra las panaderías que no cumplan con una serie de exigencias sobre qué panes producir en determinados horarios.

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