En qué pensarán los políticos venezolanos que hoy opinan que una intervención armada en Venezuela no es recomendable, porque esta traería muchas muertes de inocentes venezolanos. ¿Debemos entender entonces que los muertos de Güiria no son venezolanos o no son inocentes, al igual que no son venezolanos ni inocentes los muertos en protestas, los fallecidos y lanzados desde las mazmorras del régimen, los muertos por falta de medicinas y/o por hambre, los condenados por jueces comprometidos con el régimen y no con la justicia?
Son estos políticos quienes, ante el lamentable acontecimiento acaecido en Güiria, vieron la gran oportunidad de exculpar sus penas y complicidades con el régimen y hoy nos conminan a que aceptemos la conformación de un gobierno de transición con los responsables de estas muertes. Otros de sus aliados nos proponen que dejemos de quejarnos ante organismos internacionales, ¿quiénes, ellos que viven fuera de nuestra patria sin que nadie sepa de qué viven o quién los mantiene? (será que ellos se acogieron al secretismo de la ley anti bloqueo), o nosotros que decidimos quedarnos a seguir luchando en estas infrahumanas condiciones?
Nos proponen que saquemos al usurpador a través de un proceso de elecciones donde los rectores de dicho proceso han sido impuestos por el régimen, ya que estos “opositores demócratas” no lo hicieron cuando les correspondía a través de la Asamblea Nacional.
Cuando nosotros logremos la libertad de Venezuela con la aplicación del artículo 187 numeral 11 de nuestra Constitución, o a través de la aplicación de convenios internacionales como el R2P (y no producto de entrega acordadas entre ellos y el régimen usurpador) serán ellos quienes regresarán de esos países, donde hoy viven dándose la gran vida y administrando las pocas empresas venezolanas fuera de nuestro territorio, como Citgo, Manómeros, etc, quienes vendrán a reclamar posiciones de diputados, senadores, cónsules, embajadores, magistrados, gobernadores, presidentes de bancos, y hasta de la República, etc, en una Venezuela ya liberada en sus ausencias.
Intentarán revertir esa libertad hacia una república de corruptelas y complicidades, todo eso en nombre de los ciudadanos que nos quedamos a liberarla.
Hoy, los venezolanos, que no estamos comprometidos con la corrupción, ni somos cómplices de la Mesa de Unidad Democrática, del G4, Frente Amplio y sus convenidas mutaciones como los alacranes, mesitas, etc, debemos tomar medidas para salir de este régimen así como de estos cómplices, quienes, cada vez que acorralamos al régimen o proponemos medidas absolutas y realizables, han recurrido a artimañas que nos han impedido avanzar, como la utilización de falsas y acordadas convocatorias a elecciones, interminables negociaciones, como la que hoy se intenta retomar con la dudosa representación opositora en la persona de quien hoy funge como mensajero del usurpador.
Son estos despreciables seres contra quienes debemos tomar medidas para así ir separando la paja del grano y poder lograr la tan anhelada unidad de la oposición.
Para lograr la paz en el barrio, la urbanización, en la familia, no debemos permitir que el traficante, el malo del barrio, el jefe de la droga, secuestre y preñe a nuestras hijas, ya que perderemos a los hijos, a la familia, a los vecinos… y el malandro seguirá vivo y en la comunidad. Debemos pedir ayuda a los otros barrios donde esa situación existió y fue superada.
Abandonemos nuestra complicidad, aunque esta haya sido por omisión; comencemos por no multiplicarles sus Whatsapp, Twitter, Instagram, etc; no retuitemos e ignoremos sus mensajes, no multipliquemos sus acordadas declaraciones en las redes. Así como dejamos de ver y escuchar en radio y tv los amenazantes y absurdos mensajes del régimen, también debemos dejar de creer en estos falsos opositores y sus inverosímiles proyectos, los cuales solo plantean cambios gatopardianos como es el cambiar para que todo quede igual.
Debemos recordarles a ellos y a sus aliados socialistas ese viejo refrán que nos recuerda que «al que a hierro mata no puede morir a sombrerazos».