(Guárico. 12/12/2020) Vivimos inmersos en un sistema que denigra del talento y el conocimiento, rechaza el mérito, propicia la atomización de la sociedad, y presiona para controlar todos los aspectos de nuestras vidas, sometiendo al ciudadano a un servilismo basado en la desconfianza, la inseguridad y en la incertidumbre. Este ambiente contrario a lo que debería ser una sociedad civil sana, se profundiza más aún cuando la referencia es la actividad político partidista que se ha desarrollado recientemente en nuestro país.
Sin embargo, cuando interactuamos en la calle con la gente, en las actividades que realizamos, presenciales y virtuales, nos encontramos que nuestros conciudadanos están hartos de todas las limitaciones, y que lo que anhelan es la libertad, para tener la posibilidad de tomar las riendas de sus vidas en sus manos, y salir adelante a partir de su esfuerzo y de su trabajo. Nos consta la cantidad de gente talentosa, con conocimiento, que ha venido desarrollando ideas y proyectos en instancias organizadas, formales o no, pero que están ávidos de aportar ese conocimiento y esas ideas para la transformación de Venezuela. Por supuesto, para que eso sea posible hacen falta varios factores, uno de los cuales es esencial: la libertad, por la cual luchamos día tras día, porque sabemos que, sin libertad, nada más podrá surgir.
Pero además de la libertad, es imprescindible también la construcción de ciudadanía, de confianza, de certezas, y de articulación en torno a visiones e ideas de futuro. En medio del ambiente ya definido de desconfianza y hastío, es necesario trabajar profunda y decididamente por construir espacios de confianza, en los que los ciudadanos organizados se sientan invitados, cómodos, y se dispongan a participar con sus ideas, sus demandas, sus inquietudes.
Para que ello sea posible, debemos comenzar por confiar nosotros en el ciudadano. Históricamente en Venezuela, los partidos políticos asumieron que tenían la potestad de ser ellos quienes organizaran a la sociedad civil, y durante muchos años uno de sus objetivos era ser protagonistas dentro de dichas organizaciones, es decir, incluir al partido dentro de la organización ciudadana. Este enfoque, además de ser contrario a la lógica de la organización social y ciudadana, terminó acabando con la independencia de dichas organizaciones, y limitando así la riqueza que le provee a una sociedad la existencia de organizaciones ciudadanas diversas, trabajando en función de sus propios intereses, del hecho público y de las comunidades.
En los últimos más de 20 años esta situación se ha exacerbado en Venezuela, y aunque prevalecen muchas organizaciones sociales independientes, la realidad es que el grado de hastío y desconfianza en relación a los partidos políticos ha generado un ambiente negativo y contrario a un sano sentir republicano.
Vente Venezuela es el único partido que contempla la conformación de esos espacios de encuentro y construcción conjunta con la ciudadanía, basados en el respeto al otro, sin pretender amoldarlo o anularlo. Comprendemos que hay diferencias, por supuesto, pero vemos en ellas la posibilidad de enriquecer los proyectos para el país, a todos los niveles: nacional, estadal, municipal y parroquial. Aprovechamos esos espacios para explicar nuestra propuesta liberal, y nos encontramos que la mayoría quiere lo mismo que nosotros: libertad, propiedad privada, justicia, y prosperidad. No pretendemos colonizar a la ciudadanía organizada, al contrario, les invitamos a opinar, a debatir, e incluso a decidir y construir ideas en conjunto, sin la obligación de hacer parte de nuestro partido.
Esa es la motivación de la pregunta que le da título a este artículo. Teniendo en cuenta los 60 años de aprendizaje en sentido contrario, nuestro planteamiento es, en sí mismo, una innovación en la gestión de la política en Venezuela.
Diseñamos mecanismos de trabajo basados en valores, actitudes, confianza, con un profundo respeto por el conocimiento y el talento del otro, factores que se encuentran normalmente dentro de una comunidad y que facilitan la coordinación y cooperación para que, en el proceso, se obtengan beneficios mutuos. Trabajamos en base a relaciones entre personas y grupos organizados, formales o informales. La cohesión surgida a partir de esas relaciones es el origen de la fuerza motora que genera arraigo y ratifica la confianza en los actores participantes.
Esta cohesión nos permite desarrollar vínculos intersectoriales que facilitan la obtención de visiones más amplias, lo cual tiene un impacto en la eficacia y sostenibilidad de los acuerdos comunes, pues se aprovecha el conocimiento, las destrezas y talento de los que allí participan, y en este caso, la suma es mucho más que las partes. Pero lo más importante, comienza a generarse también un respeto por el actor político que lo propicia, con lo cual ganamos como sociedad. Es un encuentro virtuoso entre los actores sociales y ciudadanos, con los actores políticos, que generan la interface necesaria entre la ciudadanía y el poder público. Este proceso asegura que, por una parte, los proyectos y políticas públicas desarrolladas en conjunto gocen de una mayor sostenibilidad, arraigo y validez, al tiempo que los líderes políticos que los facilitaron obtienen respeto, confianza y legitimidad de su entorno ciudadano más cercano.
Estos procesos que desarrollamos desde la Coordinación de Asociaciones Ciudadanas de Vente Venezuela aportan la legitimidad de todos los saberes e intereses de los participantes, requieren de destrezas para concertar y articular redes, flexibilidad y transparencia en los procesos de trabajo, construyen una visión compartida en torno a un problema específico, propician la cooperación para alinear lo comunitario con lo individual, contribuyen con la construcción de consensos, abren un espacio enorme de oportunidades, facilitan la identificación de problemas específicos de una determinada localidad, y en conjunto, incentivan la creación de ciudadanía tan necesaria para una verdadera transformación del país.
Bajo este modelo, las iniciativas deben entrelazarse, comunicarse, interactuar en función de mejorar su alcance y su impacto, y de este proceso surge la construcción de la verdadera apropiación de la innovación política como concepto intrínseco de gestión y de interacción entre el partido político y la ciudadanía organizada. Y como desde Vente estamos planteando un país federal, esta metodología aumenta las capacidades regionales y locales porque les da mayor visibilidad y protagonismo.
Por eso, y apoyados en el gran capital humano y político que hemos venido construyendo como red de Asociaciones Ciudadanas, el año próximo llevaremos nuestra estrategia a todos los rincones del país. Donde haya un colegio ciudadano constituido, iremos. A explicar, a escuchar, a vincular. A generar confianza, arraigo y certeza. Sabemos lo que tenemos que hacer, nos hemos estado preparando para ello.
El año 2021 será el de la consolidación de esos espacios de vinculación con la ciudadanía que garantizarán que nuestra propuesta para una Venezuela de oportunidades, innovación, emprendimiento, vanguardia y prosperidad, que llamamos Venezuela Tierra de Gracia llegue para arraigarse para siempre en nuestro país. Tenemos el conocimiento, tenemos el talento, tenemos la red y vamos por más, pero sobre todo, lo más importante, estamos decididos a hacerlo, y no nos detendremos hasta lograrlo!!
Nuestro compromiso es hacer la diferencia, y no hay más tiempo que perder.
@caramos61
Coordinadora Nacional de Asociaciones Ciudadanas