¡Saludos Venezuela! Reconstrucción y Refundación son dos tareas que se nos vienen encima a los demócratas venezolanos luego de que acabe la pesadilla del siglo XXI. Esa labor de gigantes no será fácil, más pienso que conlleva retos históricos semejantes a los que vivió el mundo durante la instauración de la República francesa o luego de las guerras de independencia americanas.
Tanto la reconstrucción del país (reinstitucionalización del Estado, activación de las infraestructuras, recuperación del sistema de salud pública, la seguridad ciudadana y un largo etcétera), como la refundación de la Patria (reparación histórica de los símbolos, próceres y hechos que dieron originen a Venezuela como Nación libre), tienen y deben girar sobre un gran plan estratégico con etapas sucesivas en el corto, mediano y largo plazo.
El plan, desde mi punto de vista, debe ser estructurado y acordado entre todos los actores de la sociedad civil venezolana. No es un trabajo exclusivo de una cúpula de actores políticos o de autonombrados representantes de la sociedad con “su” visión de futuro, que quede claro. La participación de la sociedad civil en su conjunto (tanto de venezolanos y extranjeros residentes, como venezolanos en diáspora y en el exilio) será clave en el éxito del plan y quien en definitiva dote de estabilidad y credibilidad al gobierno de transición que se establezca en Venezuela.
Circulan por las redes sociales diferentes iniciativas en ése sentido, unas con más detalle que otras, proponen soluciones que pueden ser más o menos acertadas pero que no les negaremos a ninguna su innegable intencionalidad de ayudar a solucionar los graves problemas que sufre nuestro país. Tiene sentido que tales iniciativas sean impulsadas por los grupos políticos que hoy cuentan con un nivel de organización y estructura que les otorga cierto posicionamiento o autoridad moral a la hora de proponer ideas y muestran, además, una clara orientación democrática. Y seguro estoy de que sus iniciativas tendrán mucho más sentido si son comprendidas, compartidas y apoyadas por el ciudadano común.
A estas alturas, debo decir que creo firmemente que los venezolanos hemos aprendido las amargas lecciones del sectarismo político y el clientelismo burocrático que el Estado hipertrofiado se encargó de mostrarnos durante tantos años, y de que estaremos a la altura si somos convocados. El lema de “Venezuela en Obras” me parece que identificará bien la nueva fase que enfrentaremos los ciudadanos, en libertad y en democracia.
@FJairofer