Esta historia tiene que ser relatada y escrita por quienes hemos vivido, padecido y luchado durante 20 años por la libertad y la democracia de Venezuela. Esta historia no puede ser contada desde la óptica de quien perdió o de quien ganó; porque al final, esta es la historia de Venezuela y de cada uno de los ciudadanos que la habitamos y sufrimos con ella mucho de los sinsabores sobrevenidos.
Lo que todos deseamos es que al final gane Venezuela y con ella cada uno de los venezolanos, es por eso que esta historia tiene que ser contada desde la vivencia, desde los sueños, las frustraciones que hemos tenido que soportar por más de 20 años. Dos décadas que se han encargado de destruir el Estado de Derecho y la democracia, 20 años que se han encargado de confiscar las libertades, 20 años de dolor, de hambre, muerte y de sufrimiento.
Esta historia por la libertad y la vida no puede ser contada y ni ser vista en los libros de la historia venezolana con otra óptica, que no sea la del ciudadano que ha sido el protagonista real de cada uno de los hechos; hemos sido traicionados, vendidos, engañados durante 20 años y eso tiene que quedar sentado en la historia, no puede ser que al final, quienes fueron parte de la destrucción sean quienes cuenten su versión tergiversando lo real y verdadero. El final de esta historia, no puede ser contado por quienes condenaron al venezolano a vivir: el sufrimiento de una pérdida de un familiar, de una familia entera, de ciudadanos obligados a vivir en el exilio, a quienes condenaron a vivir el sufrimiento de una cárcel y el dolor de una pérdida.
Esta historia debe ser contada por libertadores, por los que logramos con consciencia y aprendizaje; que la libertad no se negocia, que la libertad se defiende, que es un valor y un principio fundamental para el crecimiento y el desarrollo de cada uno de los ciudadanos venezolanos.
Esta historia tiene que ser contada, por quienes, con verdadero amor patrio, dimos todo lo que teníamos para alcanzar la libertad, y que, tras engaños, fracasos y mentiras, nunca dejamos de creer en la libertad y democracia, ni en lo bello y hermoso que es nuestro país, que nunca dejamos de creer en las oportunidades que esta tierra de gracia nos ofrece para alcanzar nuestro sueño y metas.
Esta historia no puede ser contada por los traidores, corruptos, cómplices de las mafias; esta historia tiene que ser contada por los venezolanos decentes, de bien, esos mismos que después de 20 años de dolor y sufrimiento, dedicaremos el resto de nuestras vidas para alcanzar esa Venezuela, tierra de gracia que nos permitirá alcanzar nuestros objetivos.