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Recientemente enmudecí ante una interrogante que me hicieron: ¿Cuáles cree usted son los valores de los venezolanos?

La pregunta, ante estos momentos de historia critica, que vive nuestro país, pareciera no poder responderse de buenas a primeras. Sin embargo, hasta  pensarlo enmudece a quien quiera dar una respuesta acertada. Yo diría que los valores de un venezolano hoy en día son: valentía, paciencia y esperanza. Aun cuando para muchos o algunos, podría ser un valor, para otros pudiera no serlo. Los valores y su significado son de acuerdo a como cada quien pretenda asumirlos.

No obstante, pienso que los valores venezolanos son muchos, pero ellos han pasado por una gran mutación, han sido trastocados y me atrevería a decir que los valores fueron mutilados.  Pero, si bien es cierto que la resiliencia del venezolano ha hecho que estos valores se hayan transformado en otros que otrora no practicaba o poco utilizaba. Llámese: Esperanza, Dignidad, Ideales, Sueños, Inocencia, entre otros, paciencia (este último, de acuerdo a la capacidad de resistencia de cada persona).

La barbarie al que es sometido el venezolano, el abuso de su capacidad de resistencia y tolerancia, la violación -en todos los sentidos- de sus derechos y razones de supervivencia, han sido trastocados, quebrantados, hasta mas no poder, aun cuando es difícil mantenerse intocables, sin duda alguna que el venezolano sufre, hoy por hoy las consecuencias, a nivel emocional de toda esta ignominia  de sus valores. Sin embargo, cuan esperanzados nos mantenemos, cuan positivos, cuan pacientes y tolerantes hemos sido.

Pero vale decir que cuando el lado oscuro de la naturaleza humana, el lado tormentoso y complicado es la imagen dominante de los líderes de una política, es difícil sentir solidaridad y confianza y que nuestros valores se asomen realmente.

De manera que hablar de valores es un tema escabroso, difícil de asimilar, y llevarlo a discusión en estos tiempos, en medio de la tormenta de nuestra sociedad actual, maltratada y truncada en su esencia y en lo más sublime que es el hogar y la familia. Solo con estos dos elementos: familia y hogar, en un escenario caótico, pareciera que el tema de valores nos lleva a una confusión muy grande en la que lamentablemente, si medimos las consecuencias inmediatas, las están padeciendo nuestros hijos.

Son los niños más vulnerables porque ellos son la arcilla moldeada (quizá la comparación es grotesca) por los escultores, que somos los adultos. Es decisivo, para los familiares entender este hecho, porque este amoldamiento del carácter moral de los niños depende de muchas variables, y estas variables a su vez están imperantes en la sociedad actual desde la seguridad en sí mismos, trastocada esta variable, hoy día, por la situación que se vive en muchos hogares: carencia de alimentos,  calzado, vestuario, necesidades básicas, entre otros.

Entonces, ¿podemos hablarles a nuestros hijos de paciencia o tolerancia? ¿Cómo  podemos hablarles a nuestros hijos de amor, lealtad, honestidad?  Frente a hogares y escuelas, llenos de violencia, drogadicción, prostitución… con niños de características: extrovertidos, introvertidos, tristes, alegres, tranquilos, inquietos, tímidos, audaces, todo esto junto a las habilidades aprendidas por los adultos, que pueden variar, y la invasión en los hogares de redes sociales no supervisadas.

Pero para que un niño pueda vivir con valores en una sociedad, deben haber un equilibrio, en sus deseos personales y las necesidades de un grupo social, llámese este familia, vecindad, escuela, sociedad. Y mi pregunta es ¿Existe actualmente ese equilibrio frente a una sociedad que antepone todo el tiempo sus propios deseos y necesidades a los de los demás?

Estamos frente a una sociedad que lamentablemente olvidó el poder del amor, y lo sustituyó por el amor al poder (poder autárquico). 

Las soluciones que cada uno de nosotros podemos aportar para ayudar a que las tormentas se conviertan en cielos abiertos, soleados, y se rescaten al menos los valores que muy básicamente contribuirán a cultivar una sociedad o generaciones más justas es  aportando esfuerzos para crear el resurgimiento de una generación tanto de buenos ciudadanos, como  de seres solidarios, llenos de justicia, de tolerancia, con respeto y paciencia, conciliadores, responsables, honestos, con disposición a servir, con cortesía, entre otras más virtudes intrínsecas, pero mutiladas por esta distopía .

 Como docentes, padres, madres y/o representantes, creo que podemos aportar mucho, y esto va desde el rescate de nuestra educación, fiel exponente de una Libertad plena, hasta la manera consciente que cada ser humano de manera comprometida emplee en su energía de enseñar, cultivar la amabilidad, el respeto, la compasión, entre otros valores, sin perder la esperanza que el país RENACERÁ COMO EL AVE FENIX y se abrirá un cielo de LIBERTAD. El país debe ser transformado en todos sus espacios.