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Hace pocos días, la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia por el crecimiento exponencial de los casos de personas infectadas o que presentaban los síntomas por el virus COVID-19, de seguida lo realizó el régimen usurpador, en fecha 15 de marzo de los corrientes, dos días más tarde, declaró la cuarentena social, limitando el libre tránsito de las personas, el libre desenvolvimiento de los individuos, que en una economía socialista y de miseria, salen a la calle en búsqueda de su sustento así como el de su familia, producto del esfuerzo y de su trabajo.

Entre los fines esenciales del Estado venezolano, está la defensa de la persona y el respeto a su dignidad, sin menoscabar los valores referentes a la libertad, la justicia y la igualdad, entre otros.

Los ciudadanos que anhelan desarrollarse en cualquier sociedad, lo hacen producto de su trabajo honesto, talento, esfuerzo y dedicación. En Venezuela, en los últimos años, han visto desinflarse esas expectativas, producto de las medidas económicas y sociales de quienes ostentan el poder usurpado en nuestra amada Venezuela.

El régimen está entrampado en las medidas tomadas por algunos países, que le han limitado de manera significativa los ingresos, siendo esta situación, la consecuencia de las mismas, asfixiar a la organización criminal que detenta el manejo político del poder en nuestro país.

Cada ciudadano tiene derecho al fruto de su trabajo honesto y nadie se lo puede robar; se debe valorar los esfuerzos que realizan todos los días para tratar de sobrevivir, con valentía y coraje. Lo que obtiene producto del ejercicio su capacidad creativa frente a esta situación, los ha llevado a decidir en tomar otros rumbos en búsqueda de ese tan anhelado bienestar procurando así, una seguridad para toda su familia.

El régimen ha volteado la mirada en la obtención de ingresos extras, mediante el control y seguimiento por parte de los órganos administrativos dispuesto para ello (SENIAT y SAREN), exigiendo capitales mínimos de apertura para el registro mercantil de compañías, se limita así, el libre desarrollo de la persona generando una frustración en los emprendedores, ya que, los pequeños y medianos empresarios, muchas veces cuentan con un capital mucho menor de lo exigido para empezar en condiciones adversas un negocio que le permita palear la crisis, castigando de esta manera la iniciativa empresarial, así como a los pocos negocios que sobreviven todavía, obligándolos a aumentar el capital de las mismas para que de esta manera empezar a asentar en los libros correspondientes del Registro Mercantil, las actas correspondiente; no conforme con lo anterior, el ejecutivo nacional de la organización criminal que detenta el poder político, decide ajustar la Unidad Tributaria de Bs 50,00 a Bs 1.500,00, limitando aún más la posibilidad de registrar nuevas empresas, de algunos comerciantes poder registrar sus documentos que de acuerdo a la ley deben hacerlo anualmente. Esto sin contar que, no hay efectivo, la denominación de la moneda nacional resulta ineficiente e inexistente, por lo que la inflación ha pulverizado la misma, aunado a ello que la circulación de monedas extranjera no es permitida en ley dentro del territorio nacional, ello sin menoscabo al problema del servicio eléctrico, que no permite que se pueda realizar cancelaciones en puntos de ventas, transferencias o cualquier otra modalidad de pago que permita hacerlo.

Y para colocarle la guinda a la torta, la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud, por la propagación del virus, que caló en el país, termina de generar una enorme incertidumbre en aquellas familias que viven del día a día y que debido a esta situación, no ven cómo van a sostener a sus familias.

Estamos parados frente a una bomba social de inédita repercusiones, que debe ser liderada por hombres y mujeres que anhelen la libertad, la democracia, educación para sus hijos, un trabajo que le permita crecer de acuerdo a sus posibilidades, ser dueño de su propia iniciativa, que sea respetado en sus más elementales derechos sin menoscabo del derecho de los demás ciudadanos, es por ello que necesitamos la fortaleza que nos da la esperanza de ser ciudadanos libres de ataduras y yugos, de poder decidir cuál es el mejor destino de nuestro país y de cada ciudadano, que nos permita poder elegir lideres con la razón y no por el corazón.

Estamos en un momento histórico, donde está prohibido bajar la cara, o voltear para ver lo pasado, dejando atrás los paradigmas de un socialismo que empuja al venezolano a ser conformista y dependiente de una economía manejada por el Estado donde tiene el control de los poderes, muchos tienen miedo, ese debe ser el resorte, la palanca para unir voluntades y forjar nuestro destino.

Venezuela es Tierra de Gracia, ese es nuestro objetivo, transformarla, reconstruirla, son por estas razones que debemos darle bases sólidas y seguirla amando, pero todo esto lo podemos lograr en libertad, solo tu ciudadano revertir el futuro de tu nación y podrás decidir el destino de los tuyos no dejes que otros decidan por ti.