El 22 de marzo del presente año se celebró el “Día Mundial del Agua”, fecha que tiene por objeto crear consciencia en el hombre acerca de la importancia de cuidar el vital líquido para la vida de los seres humanos y las especies de la Tierra; aspectos que parecen que no han sido tomados en cuenta por el chavismo-madurismo en sus 20 años en poder.
Los problemas de abastecimiento de agua potable en la ciudad de Caracas han coincidido con la amenaza mundial de propagación del virus COVID-19, ante el cual es muy importante el uso constante del vital líquido para reducir y mitigar la vulnerabilidad social que presentan los venezolanos debido al precario sistema de salud del país; pues, tal como lo afirma la Organización Mundial para la Salud, el acceso al agua potable es fundamental para la salud y es uno de los derechos humanos para la protección de la misma.
El abastecimiento de agua en el Área Metropolitana de Caracas depende de los sistemas Tuy I, II y III, construidos en el período 1950- 1970 y mejorados entre 1980 y 1990, a la espera de la culminación de la presa del Proyecto Tuy IV (diseñada en los años 80), cuyo potencial de extracción, de acuerdo con Hidrocapital (2009), es de 21.000 lts/ seg, los cuales serían enviados por bombeo hasta la estación Tuy III para abastecer de agua fundamentalmente a las poblaciones de Vargas, Miranda y Distrito Capital.
La inauguración del Proyecto Tuy IV debió haberse realizado, según promesas del antiguo Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, en el año 2012; luego fue prometido en el 2013 y la última fecha tentativa de entrega, suministrada por el Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Agua, en su cronograma de trabajo, era el cuarto trimestre de 2017. Hasta la fecha no se tienen resultados en concreto referentes a la culminación de esta importante obra de carácter nacional, regional y local. Con la culminación del Tuy IV y la ejecución de políticas de inversión, mantenimiento, mejoras y ampliación de los sistemas de agua actuales, muchos sectores del municipio Libertador no estarían padeciendo los efectos negativos del desabastecimiento de agua potable ante una emergencia mundial en materia de salud.
Ante esta problemática, la búsqueda de otras alternativas a través de exploraciones hidrogeológicas en diferentes sectores y cuencas del municipio Libertador, para la construcción de pozos y tomas de agua, tampoco han sido tomadas en consideración como una política sustentable a través del tiempo.
Asimismo, en la actualidad no se tiene un reporte preciso asociado al nivel de riesgo sanitario por consumo de agua y el tipo de tratamiento requerido para su reducción. Para ello, la evaluación de la calidad del agua a través de la medición de diferentes parámetros físicos, químicos y biológicos, permitiría tomar acciones de control y mitigación del mismo, garantizando un suministro de agua de calidad en la ciudad capital.
Es fundamental asegurar que el agua que se usa para consumo humano tenga una calidad adecuada, de acuerdo con los niveles permitidos en el marco legislativo ambiental del recurso hídrico en Venezuela. Consumir agua potable permite reducir de forma significativa la exposición de las poblaciones a diferentes enfermedades o virus como el COVID-19, y los beneficios en la salud son considerables.
Para garantizar el aprovechamiento sustentable del recurso hídrico en Caracas, en cantidad y calidad, es indispensable ejecutar una política dirigida al manejo del recurso hídrico y las cuencas hidrográficas de las cuales depende la población para su abastecimiento, como una estrategia de contribución al ordenamiento del territorio, a la reducción de vulnerabilidad a los desastres, especialmente de origen climático, y, consecuentemente, al desarrollo sostenible de los grupos humanos, tal y como se plantea en uno de los ejes programáticos del Proyecto Vente Caracas-Ciudadana.