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El ser humano al verse coactado entra en desesperación, al sentirse encerrado se angustia y siente un temor profundamente caótico, eso es absolutamente normal. En estas horas oscuras que afectan a la humanidad y que nos encontramos atrapados en interrogantes, disyuntivas, en pensamientos alejados de la espiritualidad, visualizando lo que no ha pasado y preguntándonos tendré que tomar una decisión; donde la posibilidad de muerte la vemos cerca y nos genera pánico, nos paraliza, al cuerpo le da escalofríos, como que si la muerte no fuera parte de la vida misma.

Nos han hecho creer que tenemos el control de todo, hemos experimentado, hemos abusado del poder, se ha invertido tiempo en armas de destrucción, en marketing, en la banalidad, donde la farándula paga más que la salud y la educación, pilares fundamentales de la sociedad. Nos han hecho creer en esta carrera por el poder mediático y malos discursos que somos infalibles, pero no es así, la naturaleza siempre busca limpiarse de lo que le hace daño y en ella se encuentra la mano justa de Dios, el que siempre nos hará entrar en razón y volver a la esencia de la vida.

En estas horas tan oscuras y, especialmente para Venezuela, donde durante 20 años se han encargado de destruir el sistema económico, educativo, familiar y de salud también quebrantaron lo más importante, lo más sagrado para el individuo: la espiritualidad, la solidaridad, la hermandad, la bondad, la ética, los valores, la lealtad y el amor, el amor a todo lo que hacemos.

Son estas horas en contingencia las que nos ayudaran a volver a nuestro lugar en esta tierra de gracia, a sentirnos hermanos y colaborar en el bienestar de mi amigo, mi vecino al que no conozco, tomando consciencia, quedándonos en casa, ayudando al médico que con gallardía trabaja de manera incansable para sanarnos, son estas horas en las que nos reencontramos con la familia, donde el olor a café de las mañanas se aprecia, donde un abrazo lo es todo cuando nos llenamos de angustia, donde aquel libro lleno de polvo me recuerda lo bendecidos que somos al poder hojear sus páginas, donde la maldad con la fe no entra y cuando ves que un grupo de personas se unen para ayudar a otros sabes que no todo está perdido, y recuerdas que ese acto se llama fe, que Dios está contigo siempre, en estas horas también hay luz, por un mundo mejor, más consciente, más hermoso, más solemne, aférrate a Dios si estas con el nada malo pasará, con fe profunda y en una práctica real sentida con honestidad constante y todos los valores regresarán a su lugar natural, la humanidad y la bondad prevalecerán,  la luz te irradiará y serás un agente de luz verdadera.

Para culminar no pierdas las esperanzas, aférrate a Dios cree en el así la prueba sea muy dura, cree valora la vida, aprecia la belleza de las pequeñas obras diarias y ama y respeta a tu familia.

Salmo 91:

  1. El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente.
  2. Diré yo á Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré.
  3. Y él te librará del lazo del cazador: De la peste destruidora.
  4. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro: Escudo y adarga es su verdad.
  5. No tendrás temor de espanto nocturno, Ni de saeta que vuele de día;
  6. Ni de pestilencia que ande en oscuridad, Ni de mortandad que en medio del día destruya.
  7. Caerán á tu lado mil, Y diez mil á tu diestra: Mas á ti no llegará.
  8. Ciertamente con tus ojos mirarás, Y verás la recompensa de los impíos.
  9. Porque tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza. Al Altísimo por tu habitación,
  10. No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.
  11. Pues que a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
  12. En las manos te llevarán, Porque tu pie no tropiece en piedra.
  13. Sobre el león y el basilisco pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.
  14. Por cuanto en mí ha puesto su voluntad, yo también lo libraré: Pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
  15. Me invocará, y yo le responderé: Con él estaré yo en la angustia: Lo libraré, y le glorificaré.
  16. Saciarlo de larga vida, Y mostrarle mi salud.

Entreguemos nuestra vida a Él, acércate a la fe y la maldad retrocederá y se extinguirá, por la unión de la familia, por un mundo mejor y por nuestra tierra de gracia Venezuela.