También la distancia contribuye a una reflexión más serena de los problemas venezolanos. Forzada distancia geográfica la nuestra, por obra de un régimen que intenta correr y destruir a la legítima Asamblea Nacional, porque no puede conquistarla a través de unas elecciones limpias, transparentes, responsables, auditables, confiables. Obviamente, de realizarlas, se negaría a sí misma la dictadura. A la catástrofe humanitaria, la censura y la represión, se une precisamente la confusión y el engaño en torno a los grandes problemas. Uno de ellos es el del petróleo.
No todo era una maravilla en el país que inició el siglo XX, pero Pdvsa era una de las transnacionales más importantes del mundo, que ya no lo es. Contaba con un personal altamente calificado, formado por décadas. Para 1999, la producción era de 3,5 millones de barriles diarios con precios internacionales que promediaron $ 16, luego de haber descendido a $ 11 en la década que concluía. Veinte años después, producimos un poco más de 600 mil b/d, a $ 56, con una industria francamente destruida y desespecializada. Dedicada a la comercialización de productos diferentes a su objeto social, revientan las nóminas de la vasta clientela partidista, convertida Pdvsa en un extraordinario emporio de la corrupción y, desde que se inició la dictadura enmascarada de Chávez Frías para acá, sus directivos treparon un estadío delictivo como nunca antes había ocurrido, hasta consumarse con un criminal a la cabeza como Tareck Zaidan El Aissami Maddah. Por cierto, no olvidemos otro dato de la tragedia: casi un billón de dólares recibió Venezuela en este siglo, con el monopolio de las divisas por el Estado, y ahora vivimos una inmensa catástrofe humanitaria y hasta importamos gasolina, parasitado por los cubanos, vendiéndole petróleo a futuro a China, hipotecados por los rusos.
Todo lo que hizo el Estado, añadida la apertura petrolera y la internacionalización de Pdvsa, o la orimulsión, se vino abajo por el esfuerzo deliberado de demolición del socialismo que no es otra cosa que el sistema de mafias que realiza los intereses más oscuros de potencias ajenas. La transición hacia la libertad y la democracia significa una radicalmente diferente política petrolera que sólo la empresa privada puede concursar. Por ello, partiendo de los planteamientos hechos por el Dr. Evanan Romero, Vente Venezuela sabe qué hacer en tan compleja materia. Solo la empresa privada puede reactivar la industria petrolera. Así, mi querido estado Monagas, a la vuelta de poco tiempo, con el cese de la usurpación, se pondrá a valer de nuevo con las grandes inversiones privadas, sin que el Estado meta sus narices, pues los orientales tenemos una estupenda infraestructura para salir adelante con el petróleo.