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Podemos definir a la cotidianidad como una serie de acciones que una persona desarrolla diariamente.

Algunas de estas acciones son comunes a varias personas. como son: despertarse, comer, irse a dormir.  Mientras que otras dependen de la realidad de vida de cada sujeto.

En el caso de los pequeños y jóvenes esta cotidianidad debería estar marcada por ir a la escuela, liceos y universidades. En cambio, en la vida de los adultos lo cotidiano debería ser su vida laboral.  Para los filósofos y sociólogos, esta vida cotidiana elabora sentidos y genera naturalidad. De este modo, la vida cotidiana resulta segura, ya que minimiza la incertidumbre. Este tipo de vida, cuando es practicada por muchas personas, genera costumbres y tradiciones.

Todos estos aspectos generan estabilidad, no solamente económica sino emocional. En nuestro país estas reglas de cotidianidad, que por muchos años estaban presentes en nuestra sociedad -ya que disfrutábamos de cierta estabilidad política, económica y por ende social-, se han roto, por la intervención del Estado en todos los aspectos de la vida que no generan estabilidad, sino más bien incertidumbre y desasosiego.

El Estado ha sido eficiente al crear este malestar general dentro de la población. Al crear una crisis económica, educativa, sanitaria, hospitalaria, alimentaria, laboral, de inseguridad tanto jurídica como personal, de violencia, de servicios básicos, combustibles, censura comunicacional, entre otros.

Al crear todo este ambiente de vicisitudes o circunstancias cambiantes, dependiendo del momento político, el Estado somete a la población a adaptarse a este círculo vicioso. Esto trae como consecuencia un estado de estrés, ansiedad, nerviosismo, etc., generando en la población un desgaste emocional y el empleo de un mayor tiempo para medianamente satisfacer las necesidades diarias. Este método de intervención social es propio del sistema de gobierno socialista, que, además, tiene aristas nuevas como templetes, fiestas callejeras, presentaciones de artistas con entradas gratuitas. Así, se pone en práctica de forma literal lo hecho por los políticos romanos, como lo dejó plasmado el poeta romano Juvenal en el siglo 100 A.D. en la Satira X, “Pan y juegos del circo”. Hacía alusión el poeta a la utilización por parte de un gobierno de prácticas que mantenían tranquila a la población para ocultar hechos controvertidos, proveyendo a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas.

“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”: Eleanor  Roosevelt.

“Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento”: Eleanor Roosevelt.