(Barcelona. 12/02/2020) Y no es que no haya solución al problema. Siempre habrá solución, incluso durante o después de la guerra, cuando uno de los bandos esté o haya recibido una paliza del diablo. Vendrán terceros y tomarán de la mano a unos y a otros, como si lo tales fueran unos carajitos y, unos, o varios de los cuales manen sangre por la boca y la nariz. “Ya está no peleen más, se acabó”, les dirán.
Entonces hubo sangre, pudiendo haberse evitado, sobre todo, si unos de los más alzados, los que más sangraron, no se hubieran portado tan mal, tan intolerantes y abusadores con los demás.
De modo que no debemos “comer” chantaje de los fríos, los tibios o de los arrech…, pues hay solución en ambos extremos, en la paz y en la guerra, sólo que en la paz no le rompen la nariz ni la boca, ni al más dictadorzuelo; en cambio, en la guerra…a bueno pues, hasta el machetero de Carreño recibirá más azotes y palo que un burro flojo.
Sin embargo, por todo lo cual, yo me anoto en la paz, siempre en la paz política, pero no en la paz con chantaje como cuando asustaban a los niñitos con que según venía el loco o el policía para que los carajitos comieran el alimento.
No, basta, Venezuela lleva una guerra perdida desde hace más de 20 años, luego es justo que se recupere al costo que sea, incluso, si los delincuentes sado- terroristas y demás especies, al menos se fijen en los códigos delincuenciales, en cuyos parágrafos existe un numeral que los obliga a huir después de cometer los delitos en cualquier lugar.
En efecto, a esta tiranía ladrona, hambreadora y criminal en lo más amplio, le toca huir, correr con los pantalones en la mano, si fuera preciso, pues quedarse a la brava como pretende un grupito endiablado, merece la aplicación de su propio código en su máxima expresión.
En total, vale coger cualquier camino que lleve a Venezuela a recuperarse en lo posible, sólo en posible, mientras tanto, porque si nos referimos a la diáspora social de más de 6 o 7 millones de personas, significa que Venezuela se desangró por las fronteras, sin disparar un solo tiro desde una trinchera-por citar un solo ejemplo aterrador y sus consecuencias, que arrancó y arranca lágrimas de sangre a las familias venezolanas para regar a medio mundo, lo cual, si no colmó el asombro o la capacidad de asombro de las gentes de Estado, incluso, de las proclives al chavismo –madurero, entonces pues nada, echemos el resto con la fuerza suficiente y sentimientos, para expulsar a quienes someten a Venezuela a las calamidades más bárbaras y sufrimientos nunca vistos. Esperemos que sea en paz.
Eleazar Contreras