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Luego de muchos días de reposo por una lesión en mi pe izquierdo, volví a ver la calle el 17 de diciembre. Fue un día muy a la venezolana chavista, desde que abres los ojos. Fue de esos días en que parece que estamos hacinados en el corral de la incertidumbre y que nada de lo planeado llegará a buen puerto. También, una mañana marcada por un colapso en la estación del Metro de Chacao, que me hizo desalojar el vagón porque salió una nube de humo de su sistema de funcionamiento que anegó la estación. La tarde la dediqué la cumplir con una invitación a un evento público que significaba rencontrarme con algunas personas, luego del reposo, en una ciudad entre abúlica y delirante.

Se trataba de un evento más en la Concha Acústica de Bello Monte, promovido por su alcalde Darwin González. Este personaje ha tenido un discurso permanente y lineal. Le habla a una depauperada y melancólica clase media alta caraqueña, como si fuese la clase media alta de un país democrático y libre. El ciudadano-vecino, síntesis de todas las virtudes: creatividad, honestidad, participación, eficacia e iniciativa, desde donde pueden diluirse todas las responsabilidades públicas en el ciudadano, obliterando las fórmulas de dominación, control, empobrecimiento y colectivismo totalitario administrado por redes criminales de Estado, y crisis humanitaria como despliegue racionalizado de cierta lógica del poder por parte del régimen chavista.

Darwin ha intentado borrar la mancha de ser alcalde elegido en unas elecciones ilegítimas en uno de los municipios que ha sido nicho de la oposición en el país: recuperando espacios públicos, embelleciendo fachadas y haciendo espectáculos públicos cada vez más ostentosos y abrumadores en la Concha Acústica (danza, teatro, música). Jugando a la eficiencia y la popularidad: ¿un Lacava de caviar? Esta narativa esperanzadora suya, que promueve la noción de que el país puede ser cambiado por las pequeñas iniciativas privadas, no importa quién controle el aparato de Estado y la coacción, alcanzó los extremos del cinismo, la irresponsabilidad histórica y la evidente consonancia con la operación política actual del régimen y de la falsa oposición el día 17 de diciembre.

Un evento de caridad costoso en beneficios a varias ONG’s y comedores populares, junto al lanzamiento de un periódico, manejado como una bien producida feria de food trucks (anglicismo impronunciable para mayoría de la gente todavía) con conferencias, música, paneles y comedia para el público sobre la tarima. Un recuadro de tela, en un ejercicio de churrigueresco elitismo, delimitaba un área VIP.
Por ello, dicho evento también estuvo acompañado de un poco de glamour. Deslumbrante en un país cuya magnanimidad en espectáculos ha sido desmantelada y secuestrada por el régimen, a la élite política la acompañaron artistas, empresarios, periodistas e intelectuales afines al Frente Amplio y reconocidos actores del emprendimiento. Obviamente, espacio de tarima para sus hijos pródigos: las ONG, la comedia, el emprendimiento, el couching, el liderazgo de opinión y el opio de la buena música en vivo.


También encontré empresarios como Alberto Vollmer, quien, desde la tarima, como un ídolo del ingenio y el altruismo en los días que corren, como si nada, hablaba de construir futuro en el deporte nacional a través del proyecto Alcatraz. El mismo personaje que inauguró “Venezuela Potencia”, junto a Maduro por allá en los primeros meses de 2017, cuando ratificaba su autoridad caminando sobre el cadáver de los venezolanos caídos en protestas. Puede ver el evento en: https://www.youtube.com/watch?v=mOm0hjktnMY


Así están tratando a la crisis humanitaria: como un problema de los pobres que puede ser tratado por la caridad de una élite política y de una cúpula económica, mezcla de viejos y nuevísimos apellidos. Y embellecido por alguna famosa de moda con cabellos muy sedosos.


¿En qué momento la élite política de este país se entretejió con lo más banal y fachoso de la cultura pop? ¿Se logra comprender cómo se insufla la pantalla de progreso producido por la inyección de divisas líquidas en el mercado nacional con estos eventos amplios, divertidos, caritativos?
Al ver la afluencia de políticos de profesión (diputados, cuadros medios y altos de partidos políticos del G4) y personajes de la sociedad civil venezolana, a ocupar su exclusivísimo espacio dentro de la tira roja sobre las gradas, comencé a asombrarme y preguntarme:
¿Éste personaje no se juramentó ante la ANC?¿No le dio la espalda a la lucha democrática y a la República, reconociendo una espuria Asamblea Nacional Constituyente, denunciada por fraude horas después? Lo primero que pensé fue: siempre tuvimos razón. Juramentarse ante la ANC es firmar el acta de cohabitación sistémica.


El telón de fondo, una sensación de apertura del mercado, se levanta la ficción de que vamos de vuelta a un horizonte de consumo, producto de una inyección modesta de divisas líquidas entre los sectores medios, (producto de remesas, inversiones fantasmas y lavando de dinero en inversiones poco rentables, contrabando y actividades económicas fronterizas) y que permiten proteger la capacidad de consumo de los individuos, y, en algunos casos, ampliarla.

Que no se confunda con productividad y crecimiento. Otro tanto de éxtasis para una población con años de hambre, crisis de servicios y celebraciones navideñas pobres, inyecta el régimen decretando la navidad (como lo hacen los tiranos), iluminando avenidas, ofreciendo pernil e invirtiendo en el Suena Caracas.


No puedo evitar pensar en que, luego de tantos años de destrucción de la vida, cuando el Metro se incendia y descarrila, asesinan y llenan las cárceles de dirigentes, los servicios y las comunicaciones llegan a un nivel de colapso tal que vamos rumbo a un fragmentación total del territorio, todo este clima de normalidad, de diversión pública, de posibilidad de consumo, ostentosidad municipal no esté concertado. Que el Suena Caracas, con sus tarimas en las zonas populares de Caracas, y la tarima de Darwin y el periódico celebrado no respondan a la misma agenda.


Hay suspicacias inevitables, como las que surgen al ver a actores y partidos aliados a la Presidencia Encargada de la República darle fuerza al evento, reducir la crisis y la maldad al espectáculo, al “todos podemos transformar un poquito desde nuestro espacio y hacer de Venezuela el país que queremos”. A trivializar en tarima la responsabilidad histórica de desmontar el foco administrativo del crimen en Occidente.

¿Será que al Presidente también le conviene que la gente mire hacia el espectáculo? ¿Es oportuna esta esperanza efímera, de la que la población ya sospecha, para que el presidente pueda invisibilizar su mediocre agenda visitando colegios privados de Caracas mientras intenta mantener el orden y la cohesión que ya empiezan a disolverse en sus manos? ¿Será que con sus tiempos parlamentarios, las mesas de diálogo, el movimiento geopolítico de la tiranía, el lobby de los diputados de maletín (referencia: https://armando.info/Reportajes/Details/2614), la fase autodestructiva de la encargaduría ha llegado a su cúspide con el fracaso de la agenda Guaidó para construir una estructura que supere en fuerza al régimen y construya las posibilidades de la transición? ¿Está recomponiendo sus propias fuerzas a lo interno y en silencio para no perder la poca autoridad que le queda? ¿Se robustece para que su propia estructura de poder no se desmorone y quede excluido como fuerza principal en una agenda de negociación y cohabitación en el 2020? ¿Será que hay una concertación de todos para tapar a show y a rialazos, jugando con el hambre, las ambiciones y la esperanza de la gente, para invisibilizar el despeñadero político al que vamos? ¿El cierre y religitimación del sistema mafioso en crisis?


Y si la dirigencia del interinato forma parte de la élite adulada y preferida por quienes reconocen a la ANC, se acomodan a la tiranía, y hacen programas de financiamiento empresarial con un genocida en plena acción, ¿quiénes son los agentes rectores de la transición? ¿Cuál es la voluntad política de las partes para el cese de la usurpación y el gobierno de transición? ¿Hay cohesión en reconocer que Maduro es un usurpador o es el último cartucho de arribismo desmedido que le quedó a muchos? ¿Cuándo empezamos a celebrar como si hubiéramos conseguido la democracia? ¿De qué Estado y desarrollo hablamos cuando la propiedad es absolutamente vulnerada? ¿Mientras las fuerzas políticas fingen normalidad en un encuentro público, las mafias internacionales siguen controlando el Arco Minero? ¿Qué hacemos en este espacio por el narcotráfico y la trata de blancas? ¿Cómo se vive en un país en guerra? ¿La podemos vencer desde nuestras empresas con publicidad creativa? ¿Este show le llegará a la gente del Zulia y detendrá la maldad de Omar Prieto? ¿Es la celebración del fin de nuestros males mayores?


En el país de las Misses, y con esta tiranía extravagante, de califas, herederos de Bolivar y buseteros llegando a Presidentes, el velorio de la batalla en la lucha por la libertad a la que fuimos mejor armados no puede ser menos exuberante, ostentoso y espectacular. Sus amigos, seguidores, acólitos y “hermanos” de partido, deberían comprender que detrás de este espectáculo pobre y triste en Caracas, podría estar siendo velado el cadáver político de Juan Guaidó y las luces sobre el Guaire sus cirios.


Recuerdo haber leído de la pluma de una de las eminencias que aún resisten en nuestras universidades, Javier Seoane, que todos los discursos son prácticos y con consecuencias éticas y políticas sobre el quehacer humano.

En este momento, sólo pienso en un 2020 donde reconstruyamos opciones de lucha y rompamos el chantaje. Cuando alcanzamos los extremos de la lucha pacífica e institucional, no nos van a ofrecer el chantaje ontológico de que la política para los demócratas sólo es posible generando acuerdos no coactivos entre los intereses de todos. Quienes se roban unas elecciones, renuncian a ser sujetos de la democracia y pasan a ser sus enemigos. El juego suma-cero lo colocaron quienes matan de hambre, quienes han entregado el territorio a las mafias, han puesto las manos de la represión en Cuba, secuestraron a Afiuni, exhibieron el asesinato y el cadáver de Albán.