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Mariana Bacalao, investigadora y profesora universitaria, asegura que en la situación actual, es necesario continuar impulsando trabajos de investigación. “El gran reto es que los venezolanos se mantengan informados”, dice

Por Williams Perdomo | @WPerdomoD

(Caracas 17.12.19) Desde el siglo XIX, el periodismo de investigación ha tenido un auge importante en el mundo. Tuvo gran impacto en Inglaterra cuando el periodista William Thomas Stead realizó una investigación sobre prostitución infantil. Desde ese momento, el periodismo investigativo ha logrado demostrar los hechos que muchos han querido ocultar.

“El periodismo de investigación es la tarea de revelar cuestiones encubiertas de manera deliberada por alguien en una posición de poder, o de manera accidental, detrás de una masa caótica de datos y circunstancias que dificultan la comprensión. Es una actividad que requiere el uso de fuentes y documentos tanto públicos como secretos”, explica un manual de investigación de la Unesco.

Pero en la actualidad, en Venezuela es realmente difícil realizar trabajos de investigación. Uno de los pilares fundamentales de la democracia es el funcionamiento de la libre expresión y con ello, la oportunidad de profundizar en temas de interés para los ciudadanos.

“Lo importante del periodismo de investigación es profundizar y conectar lo que ocurre todos los días y darle un significado más ampliado. Ese es el trabajo del periodista y en una época en la que nos dejamos llevar por la inmediatez, es valioso que se realicen trabajos de investigación”, dijo la profesora Mariana Bacalao, investigadora y profesora universitaria.

Resaltó que en la coyuntura actual se dificulta realizar trabajos de investigación. Sin embargo, sostuvo que es necesario que se continúen realizando para profundizar en el por qué de las cosas. “En Venezuela hay un aparataje de censura y persecución para que no salga la verdad. Ante esa situación, es más importante la investigación porque es la manera de que la sociedad sepa lo que ocurre y se puedan destapar esas verdades incómodas que muchos no quieren que se sepan”.

Recordó los esfuerzos que realizan los periodistas venezolanos por continuar haciendo trabajos de investigación e indicó que a eso se suma que los ciudadanos denuncian y hablan cada vez menos sobre lo que ocurre en el país.

“En la sociedad se ha instalado un miedo que no existía. La gente no quiere hablar por temor a perder algún beneficio o a ser amenazados. En la Venezuela actual, la mayoría de los periodistas de peso han tenido que emigrar y hay algunos nuevos periodistas que se han arriesgado y saben que su vida corre peligro”.

Aseguró que este temor es porque en los sistemas que no son democráticos, decir la verdad suele ser considerado como uno de los más grandes delitos. Indicó que a pesar de la persecución, la sociedad tiene la necesidad de que las historias sean contadas. “Esto, con la finalidad de saber que el sufrimiento que se vive no es en vano y que son la construcción de una memoria sobre lo que han tenido que afrontar”.

Añadió: “Venezuela tiene buenos periodistas haciendo periodismo de investigación. El periodismo investigativo ha tenido que recurrir a maneras no convencionales para mantenerse. Pero la pregunta es cuántos venezolanos tienen acceso a ese tipo de investigaciones”.

Señaló que es positivo que se continúen realizando trabajos de investigación en Venezuela. Pero recalcó que tampoco eliminan la gran desinformación que está viviendo el país porque hay venezolanos que no tienen acceso a la tecnología o porque no hay luz.

Puntualizó que en medio de la crisis que afronta el país, hay periodistas que se mantienen de pie hablando con la verdad y develando los hechos que otros quieren silenciar. Esto, en medio de una situación compleja que hace más difícil el trabajo de investigación.

“El gran reto es que los venezolanos se mantengan informados. Hay que motivar el trabajo de investigación que se sepa que está siendo valorado ese trabajo y que es la construcción de una memoria en tiempos en que la verdad es castigada”.

El periodismo de investigación en el mundo ha demostrado que cuando los periodistas profundizan en los hechos, se destapan ollas de corrupción que conllevan a acciones políticas o judiciales.

Antecedentes

El caso de Watergate, en el año 1974, llevó al presidente estadounidense Richard Nixón a dimitir luego de conocerse los hechos ocurridos en el robo de documentos al partido Demócrata. La conexión entre el robo y el comité de reelección fue destacada por la cobertura de los medios de comunicación-en particular, la cobertura investigativa por The Washington Post, Time y The New York Times. La cobertura aumentó dramáticamente la publicidad y las consecuentes repercusiones políticas.

Los reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein descubrieron información que sugiere que el conocimiento de la invasión y los intentos de encubrirlo implicaban profundamente a los niveles superiores del Departamento de Justicia, el FBI, la CIA y la Casa Blanca. Woodward y Bernstein entrevistaron a Judy Hoback Miller, la contable de Nixon, quien les reveló información sobre el mal manejo de fondos y registros que estaban siendo destruidos.

En 1977, Nixon organizó una entrevista con el periodista británico David Frost con la esperanza de mejorar su legado. Basado en una entrevista previa en 1968, creía que Frost sería un entrevistador fácil y se sorprendió por las incisivas preguntas del periodista. La entrevista mostró todo el escándalo a los estadounidenses, y Nixon se disculpó formalmente, pero su legado permaneció empañado.

Este caso deja en evidencia la importancia de la investigación periodística para la sociedad. En Venezuela, hay medios de comunicación que, en la actualidad, se mantienen realizando trabajos investigativos. El portal Armando Info ha revelado numerosas tramas de corrupción que no solamente involucran a factores chavistas, sino también a actores políticos opositores.

A pesar de la persecución, El Nacional continúa llevando información a los venezolanos. En 2009, el medio fue multado por publicar una fotografía que mostraba el estado de la Morgue de Bello Monte.

La realidad es que muchos periodistas venezolanos siguen destapando ollas de corrupción y escándalo, como debe ser, sin importar de donde vengan. “Nuestra ética nos lleva a denunciar lo injusto y lo punible. Este es un deber”, decía Miguel Otero Silva y así lo han hecho y seguirán haciendo, en medio de las dificultades, los periodistas venezolanos.