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En los diferentes recorridos, visitas y encuentros que hemos tenido la oportunidad de vivir, hemos logrado encontrarnos con múltiples realidades: niños, jóvenes, adultos y abuelos de todos los sectores de Caracas nos han mostrado su día a día, sus sueños, sus aspiraciones y, justamente, allí he encontrado una sociedad que no deja de soñar, sin embargo, sabe que bajo este régimen y este sistema socialista, será imposible alcanzarlos.

Casualmente, hace pocas noches estaba en un barrio de El Paraíso en un encuentro con los vecinos, allí tuve la oportunidad de hablarles y, más allá de criticar al régimen, me dediqué a hablarles de lo que pueden alcanzar con esfuerzo y trabajo. Y es que en estos tiempos parece algo sacado una película de ficción que un adolescente piense en estudiar en la universidad, ser profesional y poder vivir de ello; que alguien piense en comprarse una nueva casa o apartamento, un carro nuevo, o simplemente, algo tan sencillo como llevar a tus hijos a un fin de semana a la playa y disfrutar del Mar; esas cosas tan sencillas nos las suprimieron y nos hicieron vivir como autómatas, que solo trabajan, buscan sobrevivir y siguen trabajando. No puedes soñar, eso solo es permitido para quienes dominan nuestra existencia; esos mismos que te han obligado a comprar tu comida en una bolsa, porque esa es su caridad.

En medio de ese encuentro en El Paraíso, entre tanta gente buena, les hablaba que por qué de allí no podía salir un Grande Liga, un médico, un maestro, o algún exitoso empresario; ¿por qué estar condenados a no sonar? De pronto una madre se me acerca y me dice que su hija quiere estudiar medicina, que tiene promedio de 18.3 y que hará todo lo posible para que su hija estudie lo que sueña para su vida. Ese momento fue hermoso; porque justamente, eso nos dijo que a pesar de toda la miseria que a diario nos rodea, el venezolano se atreve a soñar, se atreve a romper la enredadera que le han colocado como corral y decide seguir caminando hasta alcanzar sus sueños.

Hay una Venezuela que no se rinde, que sigue vibrando, que lucha por sus metas, que cultiva todos los días para cosechar, una Venezuela que probó el socialismo y ha entendido que el cambio debe ir dirigido al libre desarrollo y no a más controles.

Por esa Venezuela seguimos trabajando y apostamos a diario. Para, definitivamente erradicar a la pobreza, a la miseria y al dolor de nuestro día a día.

No podemos permitir que nos impidan soñar y aspirar grandes cosas, esos son los motores que nos impulsan y nos dan la fuerza para salir de este régimen y reconstruir una nación de plenas libertades.