(San Antonio de los Altos. 07/10/2019) Mucho he escrito en este espacio sobre los vicios y malas prácticas que desde antes del chavismo condujeron a la miseria, el hambre, la pobreza y el éxodo que vivimos como nación. La cohabitación es otro de esos vicios. En gobiernos democráticos se puede entender como clientelismo político, pero en un Estado criminal es complicidad.
Cohabitaron cuando aceptaron la funesta sentencia que dejó a los ciudadanos de Amazonas sin sus diputados. Cohabitaron cuando en la toma de Caracas aceptaron los términos de Zapatero. Cohabitaron cuando, tras el mandato del 16 de julio de 2017 participaron en una farsa electoral por la ilegal e ilegítima constituyente, finalmente cohabitaron desde la mesa de “diálogos “en Caracas hasta la de Barbados.
Cohabitan cuando le dan el título de civil a quienes son criminales. Cohabitan cuando permiten la entrada de quienes perdieron su curul y no reconocen al presidente legítimo según el artículo 233. Cohabitan cuando se niegan a utilizar cualquier método legítimo habilitado para salir de la tiranía, otorgándole más tiempo.
Finalmente cohabitan cuando -como dice María Corina Machado- no le temen a la intervención sino a la justicia.
Cohabitarán si existe una transacción y no una transición. Cohabitarán, si solo se cambian algunas sillas y no se desaloja el sistema de vicios. Cohabitarán, si seguimos permitiendo que cohabiten.
Finalmente, cohabitarán si no entendemos que entre la impunidad y la justicia no hay puntos medios.
Estamos listos para avanzar, sin cohabitación, ni chantajes socialistas, porque es el momento del civil, de la genialidad de las ideas que si funcionan. Se trata de eso, de refundar la república, y así alcanzar un San Antonio en lo alto, en la cima de la prosperidad.
@FabioLValentini