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El deporte nacional no escapa de la grave crisis que vive el país.

Deterioro de la infraestructura, bajos salarios de todos los trabajadores del sector. 10.000 “entrenadores” cubanos realizando diferente tipos de funciones, poca asistencia a los deportistas, falta de planificación y proyectos serios, diáspora de atletas, jueces y entrenadores a niveles preocupantes y una corrupción galopante, que ha carcomido en todas las estructuras, promovida principalmente por la mafia que se ha instaurado en el deporte, son la causa de este alarmante deterioro.

Países que tradicionalmente dominábamos en el área, hoy día nos superan ampliamente.

En 43 años que tengo involucrado en el deporte como atleta, entrenador y los últimos 22 como dirigente, no tengo ninguna duda en afirmar que vivimos los momentos más grises.

Los resultados positivos que podemos tener no son más que el resultado del talento individual, de la disciplina y arduo trabajo del atleta, su familia y entrenador más que el resultado de un proyecto deportivo.

En el año 2015 denuncié en el Ministerio Público, actos comprobados de corrupción de la Federación donde me desempeñaba como Director General por 12 años. El mismo día que el Círculo de Periodista Deportivo nos elige como la Mejor Federación del año, encabecé a 14 directivos que renunciamos a esa Federación por no prestarnos a los manejos irregulares que se hacían de los dólares preferenciales aprobados.

Esta denuncia es la única de la que se tenga conocimiento en el sector y como sucede con el 91% de los actos delictivos del país, no ha existido justicia.

La corrupción penetró a las estructuras organizativas del deporte nacional incluyendo lamentablemente algunos atletas, promovida principalmente por la mafia del deporte.

Me tocó igualmente conocer a diputados de la “oposición” involucrados con la cúpula de la mafia del deporte y hoy día hacen sus cálculos en caso de gobierno de transición.

Estas mafias en su momento pretendieron comprar mi conciencia y trayectoria con inmorales propuestas que evidentemente rechacé.

Afortunadamente, la base moral del deporte afianzada en los valores que esta noble actividad forma, es mayor a esta mafia que hoy se impone, y cuando rescatemos al país a través de la Ruta del Coraje, el deporte renacerá con amplias bases éticas y morales, en ese momento, iniciaremos el camino a una verdadera potencia deportiva.