Si hay un adjetivo que define a una gran parte de los diputados a la Asamblea Nacional – y en especial a los colaboracionistas– es el de cobarde.
Y sí, muchos dirán que es muy fácil decirles eso, olvidando que han sido víctimas de persecución, violencia, exilio y muchas otras arbitrariedades. Precisamente, por eso es que es incomprensible que sigan actuando de la manera en que lo hacen: complacientes con el régimen.
Una vez más lo volvieron a hacer: en la sesión de este martes 30 de octubre, “no hubo quórum”; casualmente en el marco de una sesión en la que, gracias al ímpetu y perseverancia de la Fracción Parlamentaria 16 de Julio, se pretendía discutir la declaratoria de persona no grata al señor Zapatero (que, dicho sea de paso, ya había sido pospuesta desde la semana pasada, con la promesa de que sería incluida en el orden del día de ayer, lo cual tampoco se hizo).
¿Tiene tanto poder Zapatero para condicionar y manipular a su antojo a parlamentarios que fueron electos por ciudadanos que les confiaron un mandato que no han sabido cumplir? ¿Qué hay detrás de esos diputados que bien podemos llamar “Fracción Zapatero”? ¿Es que acaso no quieren enfrentarse al verdugo Zapatero por miedo a ser los próximos en caer y tener que necesitar los favores del gran carcelero y lava caras del régimen?
La Asamblea Nacional representa el único poder legítimo que queda en Venezuela. ¿Es esa la imagen que un parlamento que debe estar en resistencia y defendiendo la voluntad y los intereses de los ciudadanos? ¿Qué mensaje le da al país un parlamento entregado a las garras del régimen que lo ha desconocido desde el primer día? ¿Podemos confiar en una Asamblea Nacional que no fue capaz de defenderse a sí misma desde el momento en que fue electa?
Tantas preguntas vienen a la mente y, lo peor, es que no hay suficientes respuestas. Lo cierto es que, mientras el país resiste, protesta y sobrevive, hay un parlamento que se da a la tarea de ser tan inútil como cobarde, mientras sólo un grupo de valientes diputados ha asumido con entereza el rol para el que fueron electos. Han dejado al país solo, acabando con la confianza y con el respaldo de quienes vieron a esa nueva AN como el centro del cambio político.
La cobardía de quienes colaboran no debe sorprendernos. Impidieron el quórum cuando había que designar a rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), hicieron lo mismo cuando tocó discutir el tema Odebrecht, y ahora lo repiten para evitar asumir un costo político de enfrentarse a Zapatero. En momentos decisivos para el país, estos señores hacen cálculos del costo de una foto oponiéndose públicamente a condenar a Zapatero o aprobando la propuesta, por lo que recurren a la “inasistencia” para escurrir el bulto y evadir su responsabilidad con el país. Son cobardes y sus intereses, sean cuales sean y vengan de donde vengan, los colocan del lado de la tiranía y no del lado de la libertad.
Casualmente los mismos diputados que abandonas sus curules cobardemente, son los mismos que nos piden “defender espacios”, cuando ellos ni el suyo, en el parlamento, han defendido. Son los mismos que, evadiendo su responsabilidad frente al país, huyen de las sesiones, pero son los primeros que justificarán una “elección” o un “diálogo”. Por suerte contamos con la Fracción 16J, honrando el nombre de ese día histórico y de ese mandato. Son la cara de la dignidad.
Por suerte, el país ya no se engaña. Los tiene identificados y saben quiénes son los colaboracionistas disfrazados de oposición. Esa “Fracción Zapatero” será juzgada por la historia y por los propios ciudadanos que saben muy bien que su confianza fue defraudada y su elección traicionada. El país no olvidará a quienes le dejaron solo en momentos cruciales y nunca olvidará a esta junta directiva del parlamento –la más entreguista que haya habido hasta ahora– por tan vergonzosa actuación.
Ya lo decía Winston Churchill: “Un apaciguador es alguien que alimenta al cocodrilo, esperando que se coma a otro antes que a él”. Lo que ignoran los apaciguadores es que, a este ritmo, el cocodrilo también irá por ellos y el único espacio que habrá que cuidar es el de la fosa en la que el régimen los quiere ver, como quiere ver a todo un país.
A este paso, por no hacer su trabajo y no nombrar a Zapatero como persona no grata, la AN y sus diputados terminarán siendo no gratos para todo el país.
Cobardes. Eso es lo que son.
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