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El Ministro de Energía Eléctrica, Luis Mota Domínguez, aseguró que el apagón que se vivió en Caracas hace unos días fue un “sabotaje inducido”. Me llamó poderosamente la atención el término “sabotaje inducido” por lo que representa desde una perspectiva conceptual.

Todo sabotaje se realiza en contra de algo o alguien, busca perjudicar de forma alevosa y malintencionada. No obstante, cuando se le agrega la palabra inducido, puede estar tratándose de un auto-sabotaje, que se efectúa para buscar un objetivo oculto.

Me pregunto: ¿Le traicionó el subconsciente al ministro? ¿Será que sin querer el ministro confesó que ellos mismos están realizando sabotajes a los servicios públicos para mantener vivo el discurso del sabotaje o del ataque del imperialismo?

Ellos saben, muy en el fondo, que la creación de chivos expiatorios se agotó. Ya no hay iguanas, gavilanes o cualquier otro animal a quien echarle la culpa de los errores que sólo ellos han cometido.

Es más, podemos afirmar que el mal gobierno de Maduro, y de Chávez antes que él, fue “inducido”. Claro que sí, inducido por las prédicas del socialismo internacional, inducido por la influencia del finado Fidel Castro.

Un mal gobierno inducido por los recuerdos absurdos de la lucha guerrillera de los 60 o por la nostalgia de la caída del Muro de Berlín. Inducido por el pensamiento de una camarilla de actores políticos que se enquistaron en el poder y no lo soltarán a menos que la ciudadanía los obligue a ello.

En verdad, estamos al frente de un gobierno inducido a la catástrofe. Y que, por desgracia, dirige al país a la hecatombe total.

Venezolanos sufrimos por un modelo económico que fue inducido por malos gobernantes y pésimos administradores a la destrucción total. La “reconversión inducida” es un ejemplo de la forma errónea con la cual se ha manejado los asuntos del país.

Y, mientras esto ocurre, son millones los venezolanos que son inducidos a pasar hambre, a emigrar y a soportar las cadenas de un modelo de gobierno que se basa en el temor para mantenerse en el usufructo del poder.

Estamos ante un régimen que induce a la población a perder las esperanzas, que promueve la sumisión social y que allana el camino hacia la instauración de un régimen autoritario con todas y cada una de las dimensiones que esto implica.

Frente a este  régimen inducidor a la hecatombe, todos y cada uno de los venezolanos tenemos la obligación de dar la cara y defender nuestra dignidad como ciudadanos y resguardar lo que nos resta de legalidad y constitucionalidad en la República.

Williams Caballero López / @wcaballerolopez