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Todos debemos ser protagonistas activos de la nueva libertad e independencia de nuestra Venezuela que hoy yace oprimida por el yugo de un régimen comunista. Nuestro país posee infinidad de bendiciones; desde sus tierras, sus paisajes, su clima, hasta nuestra gente. El solo hecho de pensar en el paraíso en el que nacimos nos debe llenar de orgullo y hasta de suspiros, ¡cómo no amar a esta tierra de gracia que se llama Venezuela!

El paraíso en el que nacimos hoy se encuentra secuestrado por un régimen despótico y arbitrario, que por sus agendas oscuras y grandes ambiciones intenta diariamente arrebatarnos los sueños y las esperanzas de millones de ciudadanos trabajadores, emprendedores, patriotas y sobre todo dignos, esos que aspiran y en muchos casos ya conocen el sabor del emprendimiento y el triunfo por su esfuerzo y constancia.

Hoy vemos cómo gran cantidad de profesionales abandonaron el país buscando una mejor calidad de vida, y los que seguimos aquí debemos luchar día a día por sobrevivir, siendo continuamente atropellados, bien sea por la inseguridad, la persecución, la represión, la carencia de alimentos, medicinas, de efectivo y los sueldos humillantes que pretenden pagarle a infinidad de trabajadores, todo con la finalidad de manipular la realidad inventándose una falsa guerra económica y mantener el control manipulando la necesidad y la ignorancia para sus mezquinos despropósitos.

Muchos hoy se preguntan qué hacer para RESCATAR ese paraíso en el que nacimos, el que hoy se encuentra secuestrado por una tiranía a la que no le basta con controlarnos la vida, sino que también atenta contra ella diariamente, dejando que la situación se agrave cada vez más y dejar a su suerte y desdicha a la ciudadanía, para lograr así la sumisión total de los que siempre alzamos nuestra voz, por eso es necesario e inclusive es un deber como ciudadanos levantar nuestra voz, entendiendo que para lograr esa calidad de vida que tanto añoramos fruto de nuestro trabajo es necesaria la salida inmediata del régimen genocida, ya que todas esas exigencias que tienen, desde los trabajadores de la salud, transportistas, profesores, estudiantes, productores, ganaderos, no se solventarán si no se ataca el origen de toda esta tragedia.

Es una necesidad y deber histórico e ineludible que toda la sociedad civil provoque -de forma constitucional, pero activa con eficaz presión- la salida de todo el sistema. Sin eso, no se va a poder controlar la hiperinflación. La crisis económica no es un hecho casual, es una consecuencia intrínseca del sistema socialista revolucionario chavista, que promovió y ejecutó expropiaciones, controles cambiarios, controles de precio e inclusive la igualdad, pero una igualdad en el reparto de la miseria,  que nos quebró a todos los pobres y ricos casi por igual, que destruyó todo y que nos dejó a todos igual de frustrados, atropellados y burlados.
La gran pregunta es qué hacer ante esta desesperante situación. Diariamente, escuchamos a nuestros conciudadanos y en algunos casos vemos la esperanza de que surja un mesías, un salvador (a), que nos saque de esta pesadilla, pero nos hemos preguntado ¿qué tan dispuestos estamos a luchar por nuestra propia libertad? Por eso, es menester que todos, absolutamente todos los que entendemos que esta crisis no se puede normalizar en nuestra cotidianidad, nuestra capacidad de aguante no puede convertirse en sumisión, mediocridad y resignación, tenemos el deber moral de presionar firmemente desde todos los gremios, sindicatos y demás sectores y unir nuestras voces en un clamor nacional para en solo dos palabras: «Fuera Maduro» exigir y consolidar ese cambio que tanto anhelamos. Hoy el mundo nos acompaña, la comunidad internacional desconoce a los tiranos al igual que millones de venezolanos, está en nuestras manos hacer valer ese sentir nacional traducido en ACCIONES CONCRETAS Y EFICACES que pongan contra la pared a los opresores.
No es momento de tener las manos cruzadas o en los bolsillos, como cobardes y mediocres que le temen al éxito y a ser libres, esas manos cruzadas son el signo de aceptación del yugo, la comunidad internacional espera que seamos coherentes en acción, pues si decimos que esto es un infierno en la tierra, deben ver nuestra inconformidad en nuestro rostro, en nuestras actuaciones, que nuestro descontento sea un hecho público notorio evidente, indudable y de trascendencia a nivel internacional, demostrar que queremos salir de esto y que rogamos a la comunidad internacional nos preste el auxilio. ¡La verdad nos hará libres y aquí solo hay una y es #LibertadONada!

Mercedes Ramírez.

Coordinadora de Organización de Vente-Táchira. @MechiAndreina