Traer a colación el “General en su laberinto” la obra de García Márquez en la que narra los últimos días de nuestro libertador Simón Bolívar, enfermo, angustiado y desesperado, buscando soluciones “paranormales” a su mortal enfermedad parece recrearse como una cuarteta (predicción) plasmada por el mismísimo Michel de Nostradamus sobre los últimos momentos que está viviendo del pseudo gobierno madurista.
La infame y triste intervención del Canciller venezolano en la Asamblea de la OEA solo demuestra la agonía del gobierno, la desesperación por la nula aceptación en el contexto internacional de su investidura, de la legitimidad y la soberbia por mantenerse a toda costa en el poder, sacrificando en todo caso el bienestar del pueblo venezolano, lo que no ha podido ocultar las sanciones del gobierno de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea y el aislamiento cada vez más profundo del país a nivel regional.
A ello hay que agregar la convicción sobre la existencia de crímenes de lesa humanidad en Venezuela cometidos entre 2014 y 2017; vaciados en un informe que podría llevar a Maduro y su sequito ante la Corte Penal Internacional de La Haya, sin que, puedan invocar algún tipo de inmunidad en virtud de la suscripción del Tratado de Roma de la Corte Penal Internacional lo que refleja un gran avance en la reivindicación de las libertades para todos los venezolanos.
Sin embargo, mientras el proceso penal internacional avanza de manera inexorable, los venezolanos no advertimos la importancia que reviste este proceso como alternativa viable para salir de este régimen, equivocadamente no hacemos eco de ello, solo el réimen, en sus últimos días, reaccionando obcecadamente como el minotauro de la mitología griega seguirá tratando sin éxito de salir del laberinto de creta en el que se ha convertido su régimen.
Como ha dicho con certeza Perkins Rocha, a Maduro le llegó la justicia y todavía no se lo cree….
Carlos Molina