Desde el año 2004, la oposición venezolana ha cantado fraude en los procesos electorales que se han realizado en Venezuela, y no es una idea descabellada. De diversas formas el régimen chavista, a través de diversas tretas, ha hecho de las suyas para obtener un resultado electoral a su favor.
Aunque al escribir esto quizás esté lloviendo sobre mojado, es necesario refrescar la memoria de aquellos que aun piensan que la democracia se limita a presionar un botón en una máquina y meter el papelito en una urna. La realidad es muy distinta, no podemos subestimar un concepto tan amplio a simplemente un acto.
No, no quiero decir que el voto debería ser suprimido; al contrario, el voto es parte de la democracia, pero lamentablemente en Venezuela no existe la democracia, es por eso que no puede ser considerado una opción para la salida del régimen.
Lo que trato de explicar es que no es solo votar y dejar todo en manos de quien se votó, también es indispensable que como ciudadanos hagamos valer no solo la victoria en las urnas, sino que quien haya sido electo cumpla, pues cuando votamos por un candidato a cualquier cargo, no solo votamos por una persona, sino por una propuesta o por un proyecto que nos ofrece.
Si algo aprendimos, es que en las dictaduras las elecciones no son más que un circo, un teatro, una mentira más. Ganar o perder da lo mismo porque quienes ostentan el poder central siempre harán lo que quieran: la Asamblea Nacional es uno de los grandes ejemplos, ninguna ley que de ella ha emanado ha sido promulgada y puesta en práctica; si gana un candidato a gobernador o alcalde opositor, inmediatamente le desvían los recursos a una figura paralela inventada, todo para seguir conservando el poder absoluto.
Otra de las grandes lecciones es el hecho de que mucha gente dirá que hay que usar todas las opciones posibles y que la vía del voto no puede dejarse de lado, sin embargo, esto se convierte en falacia, puesto que si ya sabemos que no es efectivo dejamos de avocar esfuerzos y recursos en soluciones que sí funcionan en un proceso que lo que hace es dar oxígeno y legitimidad a la dictadura.
Ahora sabemos que en una dictadura las condiciones electorales no son iguales para todos los candidatos, también nos dimos cuenta de que los recursos del estado se derrochan en una campaña sucia, que si no existe estado de derecho no tienes un poder electoral que vele por unas elecciones justas.
Son muchas las lecciones aprendidas en base a lo que son las elecciones, sabemos que no importa si el fraude es en la máquina o en la desigualdad de condiciones o en el cierre tardío de los centros electorales o incluso en el cambio en los circuitos electorales (tal como ocurrió con la Asamblea nacional en 2005, donde para bien o para mal la oposición no participó), o si se compran o venden votos, amenazas de votantes, puntos rojos, abuso de los recursos del estado, cadenas nacionales eternas para hacer campaña, voto asistido, y pare de contar, no importa la forma siempre habrá un fraude cuando las dictaduras llaman a elecciones.
Este régimen ha dejado en evidencia su naturaleza fraudulenta con la falsa elección de una Asamblea Nacional Constituyente ilegitima desde incluso antes de instalarse en el Palacio federal Legislativo donde usurpa las funciones del Poder legislativo que sí fue legítimamente electo. Más aun con su fraudulenta ANC convoca a una farsa que lo único que busca es disfrazar de democracia una tiranía.
Participar, de cualquier manera, en un fraude mal llamado elecciones no es solo legitimarlo, también es un acto irresponsable ante las realidades que vive Venezuela, pues estaríamos dándole carta abierta a un criminal para que siga cometiendo sus fechorías y ser coparticipes del genocidio del que nuestro país es víctima en este momento.
Hay quienes preguntan qué hacer para lograr el cambio de régimen, sino es el voto. La respuesta está en su propia pregunta, no solo se trata de hacer se trata también de no hacer, al no hacer, desconoces y desobedeces y es nuestro derecho desobedecer todo aquello que esté fuera del marco de la ley y en el caso de Venezuela ese “NO HACER” como acto de desobediencia es muy relevante para lo que se quiere lograr.
El 20 de mayo no habrá elecciones en Venezuela porque en dictadura los ciudadanos no eligen, solo habrá un acto ilegitimo convocado por un ente fraudulento, es algo en lo que los venezolanos estamos más que claros y así lo entendemos, así como también entendemos que a la hora de poder elegir a un líder tendremos un mayor criterio que nos permitirá saber quiénes son las personas idóneas para gobernar el país y esa es una de las mejores lecciones que hemos aprendido.
Marcos Aponte
Coordinador de Comunicaciones Vente Distrito Capital
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