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A través de los años que ha durado esta falsa revolución iniciada por Chávez, y heredada por el nefasto Maduro, las madres venezolanas han tenido que aprender mucho y sus sentimientos han tenido que evolucionar y cambiar para aprender a ser más fuertes en medio de tanta crisis.

Cuando el deber de una madre debe ser procurarle a su hijo bienestar y seguridad mientras que pasan los años hasta que su hijo pueda valerse por sí mismo y crearse su propio futuro, acá en nuestra realidad, es cada vez más cuesta arriba cumplir con ese rol. La madre revolucionaria que ha dejado como consecuencia el maldecido legado, se desvela las noches, ya no pensando simplemente a qué hora va a volver su hijo de la fiesta, si no en qué le dará a su hijo de comer al día siguiente, de dónde va a sacar el dinero para la merienda del colegio o a quién pedirle ayuda para conseguir la medicina más básica que necesita para que la salud de su hijo siga estable. Hoy la madre no se cuestiona si mandar al hijo al colegio porque haya mal clima, si no porque no tiene qué darle de comer y en cambio debe mandarlo a la calle a trabajar o a mendigar el pan del día, para no tener que acostarlo en la noche sin haberle podido dar nada de comer.

Las madres venezolanas han aprendido, con todo el dolor del mundo, a despedirse de sus hijos en terminales y aeropuertos para no tener que despedirlos en hospitales y morgues, no vaya a ser que la falta de medicinas o el hampa común se los arranque primero. En nuestra cultura, estamos acostumbrados a crecer y desarrollarnos en familia, cercanos siempre a nuestros padres; es por eso que el tener que despegarse una madre de su hijo de manera forzosa, causa mucho dolor, así sea porque ese acto vaya a significar un bien mayor a futuro. Y cuando una madre ha cumplido satisfactoriamente con su rol como mamá y ahora goza con la bendición de ser abuela, tener que despegarse de su nieto sin poder disfrutar de los logros de éste, es inhumano, al menos en nuestra cultura. Los nietos son ese premio que regala la vida a toda madre que ha luchado para asegurarle un buen camino a su hijo y ahora se dispone a disfrutar de esa crianza que otorgó en la generación que comienza.

Toda nuestra fuerza y apoyo debe depositarse en las madres venezolanas que tendrán que cumplir con el papel más importante de nuestra historia, ya que este país se deberá reconstruir desde el rescate de los principios y valores que tanto se han perdido. Ese esfuerzo recaerá en cada madre, el principal motor de los hogares venezolanos. Es esa figura la que debe inspirar a un mejor futuro dentro de tanta crisis y caos. Sacar de en medio de tanto dolor, las fuerzas necesarias para seguir adelante, y ser el mejor ejemplo a seguir para sus hijos, para poder ver así renacer a Venezuela, como ese fénix que se levanta de las cenizas para mostrar su mejor versión.

En Vente Venezuela tenemos claro la figura de una mujer que en verdad ha revolucionado el concepto de ser madre, luchando a diario para proveerle lo mejor a sus hijos, y aunque ha tenido que desprenderse de los que ella misma trajo al mundo, trabaja incansablemente por los de toda una nación que ha adoptado como suyos, a los que quiere proveerle un mejor futuro en su propia tierra, donde se puedan materializar los sueños y vivir en libertad. Es el ejemplo de mujer y madre que nos lideriza  y que afortunadamente se repite en tantos rostros más.

Mi promesa como mujer e hija que ha vivido prácticamente toda su vida bajo este desgobierno que está implantado en Venezuela, es seguir el ejemplo de esa madre que trabaja a diario para ofrecerle a su hijo la mejor cara posible de un país que necesita de mucho amor para rescatarlo. Para que las esperanzas y metas de vida se puedan alcanzar dentro de sus fronteras y sólo dejemos nuestro país por unas simples vacaciones y no porque no haya futuro en el. Mi concepto de madre ha de revolucionarse tanto en nuestro país, puesto que el tenemos hasta ahora es el más básico y no es lo suficientemente amplio como para abarcar los diversos modelos de madre, distintos al convencional, al que todos nos enseñan, que deberemos aprender a aceptar lo desconocido y abrir nuestras mentes a la diversidad de dos madres que orgullosamente puedan tener un hijo venezolano que pueda crecer y desarrollarse sin miedos en su país. No debemos sólo enaltecer el concepto de madre que conocemos hasta ahora, si no ampliarlo y reconocerlo como posible. Es mucho el camino por recorrer para llegar hasta allí, y es por eso que mi concepto de madre lo voy creando desde hoy, aprendiendo desde el ejemplo y desde las ganas de regresarle más a la madre patria que me vio nacer.

@troyagaa