A medida que se acerca la fecha del 20 de mayo, percibo en grupos minoritarios de ciudadanos que existe la duda respecto a si deben votar o abstenerse.
Lo primero es aclarar que lo del 20 de mayo no es una elección, por lo cual ni quien participe votará, ni quien deje de hacerlo se abstendrá.
La convocatoria al fraude del 20 de mayo donde el régimen ratificará ilegalmente en el cargo a Nicolás Maduro proviene de una Asamblea Nacional Constituyente rechazada por casi 8 millones de venezolanos aquel histórico 16 de julio y, posteriormente, también fue desconocida por los gobiernos democráticos de más de 50 países, así como por la OEA y la Unión Europea, luego del mega fraude cometido por un ilegítimo y tramposo CNE.
A partir de ahí, cualquier acto emanado por esta ilegítima ANC y cualquier proceso organizado por este CNE, debe contar con el más contundente rechazo y desconocimiento de la Venezuela decente y libertaria, que por 20 años venimos sufriendo los embates de uno de los más perversos sistemas de dominación y destrucción que un país de la región haya padecido.
Estamos frente a un régimen que no solo se roba y fabrica votos, sino que aun reconociendo un resultado adverso en una elección, a posteriori, desconoce el ejercicio del cargo que derivó de esa elección, como ha sucedido con el desacato en que declaró a la Asamblea Nacional, y con la destitución y encarcelamiento a varios diputados, alcaldes y concejales. Con esto, es más que evidente concluir que la salida electoral con este régimen está bloqueada.
Participar en el proceso el 20m es entonces contrario a nuestra propia voluntad y mandato expresado el 16 de julio. Es dar la espalda a la legítima Asamblea Nacional subordinándola a la ilegitima ANC, al reconocer con la participación, un acto convocado por esta. Es dar la espalada al legítimo Tribunal Supremo de Justicia, cuyos magistrados y familiares son víctimas de persecución, encarcelamientos y allanamientos. Es desconocer la postura firme y clara de la comunidad democrática internacional que ha sentenciado que no reconocerá el proceso fraudulento convocado por la fraudulenta ANC y el tramposo CNE.
Este régimen no solo decide quién vota y quién no, qué votos cuentan y qué votos no, quién sí gana gobierna y quién no. Sino también, quién puede ser candidato y quién no, para de esta forma escoger una “oposición” a su medida. Y es por eso que quienes argumentan “yo votaré por Falcón para votar contra Maduro”, sepan que con su “voto” no solo serán parte de los extras del teatro electoral que Maduro querrá vender al mundo, sino que también contribuirán a la pretensión del régimen de construir un ficticio liderazgo opositor en torno a una de las figuras más siniestras y gran sostenedor de este podrido y nauseabundo sistema: Henri Falcón.
He sido y soy un defensor de la institución del voto y comprendo a quienes se resisten, por su tradición de demócratas, a renunciar al uso de este instrumento para producir cambios. Pero lo del 20M no es una elección. Las elecciones son mecanismos para cambiar un gobierno, no así para desplazar un régimen forajido, cuando es este, además, quien las convocan y controlan a su conveniencia.
El fin de esta tragedia requiere de la alineación de tres fuerzas:
1. La fuerza institucional, con la Asamblea Nacional y el TSJ, dando ya pasos históricos con el enjuiciamiento a Nicolás Maduro y a través de estos emplazando a la FAN a cumplir con su ineludible obligación.
2. La fuerza de la comunidad internacional, comprometida hoy más que nunca, sancionando a quienes saquearon la República y desconociendo desde ya la convocatoria al fraude del 20M.
3. La fuerza ciudadana, que debe continuar fiel al espíritu de lucha que durante años hemos mostrado desde las calles, no doblegándose ante el régimen, aun en las horas más oscuras que atravesamos.
Por ello, invito a cada ciudadano a negarse a ser utilizado y manipulado de cara al falso proceso electoral convocado para el 20M. Muy pronto regresará la Venezuela libre donde cada uno pueda participar en autenticas elecciones. Unas elecciones libres, justas y trasparentes.
El voto es un derecho, pero ante un fraude, NO participar es un deber.
José Antonio Vega C.
@JoseAVega