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Muchos percibían tras los ladrillos la oportunidad de ser grandes, ser

lo que alguien un día fue. Es que tras esos ladrillos, quien egresaba

vestía de luz, inteligencia y grandeza. Y es que yo soy uno de esos

soñadores que veía los ladrillos como un castillo, donde el pase de

entrada es la perseverancia, esfuerzo y dedicación.

Como otros antes que yo, conquisté mi pase, con ganas de disfrutarlo

al máximo; los ladrillos me parecían lo más fastuoso que algún día vi,

y podía admirarlos todos los días por mucho tiempo, eran un universo

paralelo y a la vez disímil, era la universidad, era la Universidad de

Oriente.

 

Pero algo andaba mal desde el principio, me decía alguien que ya no

era lo mismo de antes, sin embargo, me parecía genial poder ver clases

sentado en las ventanas, sin escuchar reprimendas de los catedráticos.

Sin embargo, aún no comprendía lo grave de la situación; el tiempo

pasó y hoy soy yo quien dice: ya no es lo mismo de antes, era mejor.

No sé si Venezuela nos arropó o ella es producto de lo que no hicimos

desde la universidad y se nos convirtió en lo que hoy conocemos, lo

que hoy vivimos.

 

Los ladrillos no son lo mismo, ya no tienen vida, alguien los mató;

hay quienes caminan tras ellos pero también parecen no tener vida.

Algo pasó y pocos lo saben, paso que descuidamos nuestra casa matriz,

y la UDO se nos convirtió en una pequeña Venezuela, descuidamos el

país.

 

Hoy no somos los mismos porque se han ido, hoy somos tan pocos que la

soledad reviste de sombra los ladrillos, aunque el sol arda. Hoy no

están los autobuses, testigos de la alegría, y de una pareja que

recorría la ruta completa solo para estar juntos, tampoco están los

parajes de comida que unían a todos a media mañana, la crisis se los

llevó.

 

Si, los ladrillos están en crisis, la sienten a sangre viva quienes

aún pueden caminar sus pasillos, sus laboratorios, sus aulas. Están en

crisis porque no son libres, nadie ha sido capaz de liberarlos de la

opresión y la dictadura; sin embargo, hoy saben que pronto la crisis

pasará, porque quienes aún hay osados que valientemente caminan la

soledad de sus módulos y creen fielmente en la libertad y luchan

contra el despotismo.

 

¡Serán libres quienes tras los ladrillos están!