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Iniciaremos este esquema con la obvia desvalorización del bolívar fuerte por la  intromisión del gobierno en asuntos que son propias del mercado como orden espontáneo. Para entender daremos a conocer algunos conceptos previos. Moneda: bien con característica especial, al igual que otros es una mercancía más, tiene valor y precio, y se determina de acuerdo a su utilidad marginal conforme a la ley del valor subjetivo: el valor no está en las cosas sino en el valor que le dan las personas. Trueque: intercambio de mercancía por otra, al multiplicarse se dificultó, nace un proceso espontáneo, mercancías con especial capacidad servirían como intercambio indirecto, entre ellas la moneda. Ejemplos clásicos demandados como moneda: oro, plata, etc., nos llevó al tema de los sustitutos monetarios. En el proceso del descubrimiento del mercado, llevar consigo metales era complicado y peligroso, nacen las casas que guardan el oro u otra moneda y daban a cambio un recibo de depósito, los primeros billetes. Luego un proceso de involución: confiscación estatal de todo patrón metálico y la imposición del papel moneda como “curso forzoso”: un Banco Central estatal regula la oferta monetaria y un Estado obliga coactivamente a comercializar con tal o cual papel moneda, nace el “Intervencionismo monetario”. No tenemos por fortuna, que un Estado u organismo internacional ordene qué moneda vale más, en forma natural y espontánea surgen las divisas que más tienen valor, y si alguna deja de ser demandada, pierde su valor y no estaríamos obligados a comercializar con ella. Supongamos que el oro hubiera aumentado su oferta, su valor baja comparado con la plata por lo que al valer tan poco cada onza de oro habría sido sustituida por la plata, dado que en un sistema libre la moneda que baje de valor se sustituye por otra.

Cuando se obliga a comercializar con tal o cual moneda nace la inflación y peor aún la hiperinflación: “huída hacia valores reales”, es decir, las personas defienden lo poco de propiedad que les queda comprando aparatos electrodomésticos, electrónicos u otros con tal de no tener la moneda oficial, lo cual es un desorden. El orden se logra dejando que las personas decidan el patrón monetario en libertad. En Venezuela no escapamos de ese intervencionismo monetario lo cual es totalmente nefasto, con la moneda de curso legal obligada, el gobierno aumenta la oferta monetaria imprimiendo más papel moneda para pagar sus gastos internos, y dado que está legalmente prohibido cambiar de moneda, el valor de la misma baja, y baja, y baja…. y estás obligado a comercializar con papel que vale cada vez menos y son más los billetes que tienes que dar para comprar un bien o pagar un servicio.

En Latinoamérica, la oferta de bienes y servicios es muy limitada, es decir hay escasez, y una indignante pobreza generalizada y sus gobiernos por arte de magia emiten billetes para solucionar el problema y razonan así: generamos más dinero para que la gente consuma más y la economía se reactiva. En una economía liberal, la economía se reactiva es con ahorro previo, con aumento de inversiones que generan bienes y servicios. Si no hay ahorro previo, por más dinero que se inyecte en el mercado, el efecto no va a ser que aumente la cantidad de bienes y servicios, sino que los precios de éstos comienzan a subir, la escasez sigue sin atenderse y lo fácil de un populista es que diga un discurso y vuelva a prometer un aumento de sueldos y salarios en un 40% con emisión monetaria, entonces todos toditos se lanzan contentos a comprar pero los bienes y servicios escasos ya han subido de precios, entonces el gobierno sigue regulando los precios, ¿quién produce sin ver realmente incentivos?, el gobierno confisca y reparte lo que no es de él entre sus seguidores incompetentes. ¡Magnífico!, premio Nobel de Economía para ese gobierno.

Simplemente lo que va a repartir son las migajas, y protestando que el capitalismo salvaje es el culpable y luego no le quedará más remedio que pedir prestado a países capitalistas o los llamados países emergentes. Sueldos y salarios no suben por ende las personas de menores recursos reciben un sueldo y salario real menor con el cual van al mercado con precios ya inflados, y los pequeños ahorristas ven sus ahorros reducidos en su valor. Hay menos demanda de trabajo, y las oportunidades de progreso, de salud, de educación y seguridad social son menores.

La deuda externa seguirá creciendo, endeudando más el porvenir de los ciudadanos y las inversiones no se generan. ¿Se les parece algo con la realidad actual? Todo esto que estamos viviendo nos muestra lo dramático que es no entender el drama de la escasez. Lo que «no» hay no se cubre emitiendo dinero, esto es una de las más importantes causas de la miseria de los pueblos. Por eso la inflación ha tenido efectos devastadores, pues ha agravado aún más la situación, la pobreza y la miseria fruto de décadas y décadas de desordenes monetarios (a lo cual hay que agregar la estatización general de los servicios, el aumento de los impuestos, las regulaciones al mercado, la inseguridad jurídica y la inestabilidad política) es consecuencia, a su vez, de ignorar o querer evitar «mágicamente» el problema de la escasez.

Existen otras formas más sofisticadas de generar inflación: aumentando los impuestos, insuficiencia crónica de ahorro sustituida por una política de expansión crediticia y obras públicas por parte del Estado, disminución del ahorro en el mercado de capitales y otros. Lo único que puede aliviar el siempre presente problema de la escasez es el ahorro, tema importantísimo que veremos después.