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Es indudable que la libertad está bajo ataque en el mundo industrializado, bajo ataque por los medios de comunicación, los políticos de todos los bandos, los artistas, la cultura popular, y hasta por el mismísimo papa Francisco. Sin embargo, este ataque solo refleja la victoria de la libertad y no su derrota, como explicaré a continuación. Al momento de escribir este artículo, las figuras del cine se reúnen para la gala más importante del año, los premios Oscar, en la que un grupo de personas multimillonarias que viajan en aviones privados se quejan de la desigualdad y el cambio climático.

Por otra parte, los canales de televisión perpetúan la cultura de la víctima, donde todos somos oprimidos por los privilegiados, sea por raza o ingresos; y la irónica verdad es que todas estas opiniones políticas están respaldadas por los millones de dólares de personas blancas como George Soros. Y por supuesto, la libertad también está bajo ataque por el papa Francisco, que ascendió como el primer latinoamericano al trono papal. El Papa es un lastimoso reflejo de la forma de pensar que ha condenado a nuestra región desde su independencia, el paternalismo estatal.

El Papa apoya la intervención del gobierno para frenar la avaricia de los empresarios, pero en lugar de dar el ejemplo, solo quiere ser popular, lavándole los pies a los pobres, mientras lleva puestas ropas de oro. Todas las figuras mencionadas tienen algo en común, quieren que alguien más haga algo para resolver lo que ven como problema pero ellos no hacen lo que si está en sus manos para contribuir a la solución.

La libertad está ganando a pesar de ser atacada porque, de lo que ninguno de esos actores mundiales se da cuenta, es que es la libertad misma la que les permite criticarla. Si no fuera por la libre prensa, ¿cómo NBC haría programas críticos? Si no fuera por la libertad de donar a los partidos políticos y hacer lo que quieras con tu dinero, ¿cómo los políticos recibirían dinero de George Soros? Si no fuera por la libertad económica, ¿que sería del Banco Vaticano? ¿y de donde vendría el dinero de los contribuyentes a la iglesia que le dan de comer al Papa?

Para entender por qué la libertad es importante y por qué está ganando la guerra contra el socialismo, hay que saber ¿qué es la libertad? Casi nunca nos hacemos esta pregunta ni nadie nos la presenta frecuentemente porque se cree obvia la respuesta. La libertad, todos podemos estar de acuerdo, es un derecho. Pero, ¿qué es un derecho? ¿Acaso es algo que se declara como derecho y por lo tanto lo es? Y si la alimentación es un derecho en la Constitución de Venezuela, entonces ¿por qué la gente pasa hambre? La respuesta a estas preguntas yace en que los derechos no son cosas que alguien nos da, sino que ya son nuestros y tenemos el «derecho» que nadie nos las quite.

Por lo tanto, los derechos son aquellas condiciones que nos protegen de otros, no las que obligan a otros a trabajar para nosotros. Otra cosa con la que todos podemos acordar es que nadie tiene derecho a tener un esclavo, ¿entonces por qué si tienen derecho a la alimentación, salud, y educación gratuita? Para que algo sea gratuito alguien tiene que forzar a otro a trabajar sin remuneración (esclavitud), y esto es lo que hace el gobierno a través de los impuestos. Los derechos son aquellos que nos protegen del gobierno, no los que el gobierno nos decide dar.

Los derechos son objetivos y no cambiantes, son naturales y no creaciones humanas. Básicamente, los derechos son la vida y la propiedad privada, que resultan en la libertad, que es hacer lo que quieras con tú vida y tu propiedad privada si no afectas la vida o la propiedad privada de otros.

Entendiendo que la libertad es un derecho, y que los derechos son protecciones mas no regalos del gobierno, sabemos que todo lo demás que haga el gobierno es una violación de nuestra libertad y por lo tanto de nuestros derechos. Y aunque no hemos de bajar la guardia ante amenazas a la libertad, tampoco debemos pensar que estamos condenados a volver al socialismo a niveles de la Guerra Fría. La tecnología es una herramienta que nos ha permitido vivir más conectados, comerciar, relacionarnos, y trabajar bajo mucha menos supervisión del Estado de lo que jamás se imaginó.

Durante los últimos doscientos años, la Humanidad ha logrado un nivel de calidad de vida inimaginable para las pasadas generaciones. Y la generación de jóvenes de los países industrializados, aunque socialista en muchos sentidos, es la más adicta al capitalismo y la tecnología de la historia. No hay joven español, alemán, estadounidense, canadiense, inglés, o francés que no le guste el internet, que no tenga un teléfono, o que no hable con sus amigos de viajar o de un producto nuevo. La realidad es que todos estos jóvenes de países desarrollados se imaginan un paraíso que en verdad es una utopía, pero a la hora de la verdad, jamás dejarán de disfrutar o sacrificarán su estilo de vida por esos ideales.

Nosotros, como liberales, debemos esparcir las ideas de la libertad y siempre tener en mente que el libre mercado no eliminó al socialismo, sino que lo vendió en camisas del Che Guevara. No destruyan el socialismo, no lo critiquen, sino que vendan los productos del libre mercado, el internet, la ropa, los carros y la vida en general, todo a través del trabajo honesto.

@DanielDiMartino