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Cierras los ojos, tomas aire, lo retienes y empiezas una cuenta regresiva porque sabes que lo peor está por pasar, y que con un impulso más, llegarás hasta el final.
Eso representó para los venezolanos el 16 de julio, día en el que los venezolanos dimos un mensaje al régimen. Desconoceríamos la Constituyente ilegítima e ilegal, daríamos una orden a las Fuerzas Armadas para que se pusieran del lado de la democracia, la institucionalidad y del pueblo, pero también un mandato a nuestra Asamblea Nacional para que procediera con la renovación del CNE y convocara elecciones generales, elecciones libres y universales. Así, reconquistaríamos la libertad y empezaríamos a refundar la República.
Luego, el 30 de julio, el régimen se pondría la soga al cuello, ejecutando el fraude más vulgar y escandaloso de nuestra historia republicana, con su brazo ejecutor, el CNE, el de los días vencidos. Ese día, el régimen había agotado sus cartas y a nosotros nos tocaba jugar las nuestras. Sin embargo, el 2 de agosto un secreto a gritos retumbaba en nuestros oídos: acercamientos, diálogos y elecciones. Entre tanto misterio, solo podíamos rezar porque todo ello fuera en favor de la transición.
La frustración se apoderaba de nosotros cuando se hizo evidente que la Unidad, la de la manito, no era tal, y no porque yo quisiera que todos fueran iguales o tuvieran pensamientos similares, sino porque se hacía evidente que no se compartía el mismo objetivo, la salida de la dictadura. Entonces, se aceptaría participar en unas elecciones a gobernadores cuyas condiciones ya había impuesto la dictadura, pues ya el hecho de no hacerlas cuando correspondía otorgaba al régimen la posibilidad de ofrecerlas tal cual caramelo, o para representarlo mejor, una bolsa Clap, pero sin consejos legislativos.
Con estas palabras, no deseo influir sobre tu decisión de ir o no este 15 de octubre a ejercer tu derecho ciudadano, por el contrario, deseo que tu acción no se base en una falsa promesa o en un falso discurso visceral que promueva esta acción como la única herramienta con la cual contamos los ciudadanos para enfrentar la dictadura. Vendiendo la idea de que el 16 de octubre la dictadura dejará de ser lo que es, recapacitarán y, de la nada, todos los canales electorales se abrirán, y en 2018 el CNE de los días vencido, el de las doñas tramposas, convocarán nuevas elecciones para elegir nuevo presidente.
Los venezolanos ya tomamos una decisión: decidimos ser libres, y sabemos que cualquier plan de reconstrucción del país pasa por la salida de la dictadura. Por eso, haremos todo lo que tengamos que hacer para que eso ocurra, debemos afrontar este reto con mucha esperanza y fe en nosotros mismos. Hemos dado muestra este año de lo que somos capaces, reivindicando la memoria de quienes lo dieron todo para poner fin a las condiciones inhumanas y denigrantes a las cuales nos ha sometido este plan macabro. Afianzarnos en nuestros sueños, en el amor a nuestra tierra, a nuestras familias y el anhelo de dejar a los que vienen atrás un país donde reine la prosperidad, esa es la misión.

TW: @andrescolina