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Es difícil sentir alegría en momentos tan duros

El domingo, al país lo despertó un sueño. En medio del dolor y la frustración de una nación, los muchachos de la selección de fútbol Sub-20 le regalaron a Venezuela un momento de reconciliación con la felicidad, alcanzando un histórico subcampeonato mundial.

Es difícil sentir alegría en momentos tan duros. Se entiende a quienes ni siquiera comparten la celebración del éxito deportivo, porque consideran que el país no está para festejos.

Sin embargo, no tenemos que ver este logro necesariamente con alegría, sino con esperanza. Porque ese es el sentimiento que Venezuela hoy más necesita para superar una realidad tan compleja como la que atraviesa. Su ejemplo es inspiración para todo un país que hoy se juega su futuro.

Por eso, irónicamente el mejor gol del seleccionado no se metió en la cancha ni lo convirtió un jugador. Lo hizo el director técnico, Rafael Dudamel, cuando después de lograr la clasificación a la final exigió el cese de la violencia en el país, mientras recordaba que “esos chicos que salen a la calle, lo único que quieren es una Venezuela mejor”. Un golazo de Rafael.

Sus muchachos demostraron que con pasión y garra se pueden alcanzar los sueños. Hasta los que parecen imposibles. Lo mismo demuestran desde hace más de 70 días miles de sus compañeros que juegan en las calles su partido más importante, y son parte del mismo equipo: Venezuela.

Todos ellos, a su manera, están rescatando lo mejor de los venezolanos. Son conscientes de que no solo están viviendo historia, sino también la están haciendo.

Juntos, son las estrellas de una bandera que no es tricolor, es vinotinto.