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Ni el gobierno ni la oposición entendieron el mensaje de la gente

Con el paso de los días, la fiesta electoral llegará a su fin y la resaca de la realidad comenzará a hacerse evidente. El aterrizaje será duro, porque los problemas son grandes, y todo parece indicar que los que más afectan a los venezolanos, como la escasez de alimentos y medicinas, la inflación, la pérdida del valor adquisitivo de sus salarios y la violencia desbordada, empeorarán el primer semestre del próximo año.

Peor noticia aún es que ni el gobierno ni la oposición entendieron el mensaje de la gente. El resultado de las elecciones parlamentarias fue un grito desesperado de los ciudadanos hartos de la corrupción y el abuso, de las colas y el peligro. La victoria no fue de los partidos, sino de ese venezolano para quien el cambio pasó de ser un deseo a ser una necesidad.

Sin embargo, transcurrieron pocas horas y Maduro ya hablaba de “radicalizar la revolución” y culpaba a los votantes de haberlo “traicionado”. Es evidente que hay una guerra intestinal en el chavismo que no podrá ser disimulada y en la que inevitablemente tendrán que imponerse unas facciones sobre otras. Lo mejor de la novela roja está por venir.

Mientras tanto, los voceros de algunos partidos de oposición muestran orgullosos cuántos diputados obtuvieron y empiezan a sacar cuentas para la repartición de cuotas de poder. Incluso hay quienes  quieren figurar con declaraciones poco afortunadas. Ahora más que nunca, sería bueno que aprendan a administrar su silencio.

El gobierno sabe que no puede solucionar los problemas de la gente. Por eso, no le queda más que buscar a quien culpar de los mismos. En diferentes momentos tuvieron que inventar enemigos, como el “imperio”, la guerra económica, los paramilitares y hasta iguanas. Ahora, tendrán el objetivo perfecto: una oposición que es mayoría y que controla el Poder Legislativo.

Vienen tiempos difíciles. Más aún cuando se tendrá un Poder Ejecutivo decidido a ser el primer obstáculo para lograr el cambio que la población anhela, sin que le importe el hecho de que eso solamente empeorará la crítica situación en la que vivimos.

En Venezuela siempre pasa lo inimaginable. Como, por ejemplo, que ahora tengamos un gobierno de oposición.