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Hace mucho que las notas de Dudamel desentonan

Un hecho que en condiciones normales hubiera generado solo orgullo entre sus compatriotas, esta semana se convirtió en polémica.

Gustavo Dudamel, el talentoso músico y director de orquesta venezolano, participó en el show del evento deportivo más importante de los Estados Unidos, el Super Bowl, dirigiendo a la Orquesta Juvenil de Los Angeles.

Ver a Dudamel, en el evento más «gringo», rodeado de imperio, capitalismo y abundancia, mientras en Venezuela se abraza con un régimen que ha llevado a millones de sus compatriotas a pasar sus vidas en colas del hambre y la miseria, indispone.

El alumno más aventajado de José Antonio Abreu es sin duda un gigante como músico y director de orquesta, pero es solo un enano como venezolano. Y uno debe ser, antes que nada, venezolano. Hoy más que nunca.

En realidad, no se trata de Dudamel. Él es uno más. Quizás, por su fama, una de las caras más visibles de esa doble moral que acompaña a tantos cuyo discurso no puede estar más alejado de sus acciones. Nos hemos cansado escuchar frases demagógicas repetidas por obligación pero sin convicción. Suenan huecas, porque están vacías de verdad.

Son muchos los que se llenan la boca de “patria”, “socialismo” y “pueblo”, mientras disfrutan los placeres del dinero y el derroche. Es incomprensible cómo en el país con la capital más peligrosa del mundo y la economía más miserable del planeta, existan algunos que se hayan hecho multimillonarios en la misma década en la que quebraron al país.

Pocas horas antes de su presentación, Dudamel dijo que tocarían «para la juventud del mundo, para que pueda inspirarse en crear tanto una vida mejor como un futuro mejor». Lamentablemente, de esa juventud del mundo, no participan los venezolanos. A ellos, les han robado tanto que se han llevado hasta su futuro.

Las verdades incómodas pueden ser antipáticas, sobre todo cuando se trata de personas que han logrado mucho en su campo. Sin embargo, es mucho lo que hoy está en juego en el país, y cada uno de los ciudadanos tiene la responsabilidad de decir la verdad desde su posición.

La realidad es que desde hace mucho que las notas de Dudamel desentonan. Llegan, incluso, a tonos indignantes.

Twitter: @MiguelVelarde