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Para algunos, esta quizás sea una corta relación de amor y odio. Para mí, es más que una relación. Una noche me puse a pensar en todo aquello que nos ha pasado y en todo el tiempo que ha transcurrido y entre tantas preguntas, sólo una de ellas logro quitarme por completo el sueño: ¿Y ahora qué vamos hacer con esto?

Tomo en cuenta todo esto que siento, que sentimos, y me doy cuenta que por culpa de él, muchas personas cercanas se han alejado de nosotras; muchas otras incluso se han quitado la vida porque es mejor morir que seguir con esto, que seguir contigo.

Un día, leyendo un artículo, algo me llamó la atención: “si el infierno existe, seguro se parece a Venezuela”. En su momento, no entendía tan fuertes palabras, nos comparaban con el infierno, pero ahora entiendo. Sé que en 1999 jamás pasó por tu mente que lo peor estaba por venir, pero Venezuela, si sigues con él, será tu decisión; la verdad no esperes que apoye todo esto.

Durante esa larga noche se me ocurrió cualquier cantidad de cosas: alejarme de todo y fingir que nada ha pasado, hablarte con la verdad y decirte de frente que esto ya no funciona o sencillamente callar y dejar que las cosas «fluyan». Mientras más pensaba, más peros le encontraba a todas mis opciones.

Transcurrían las horas y aun sin sueño seguía buscando, ya no solo una respuesta para aquella incógnita, sino una solución para esta situación, que al parecer no existe. ¿Cómo es posible que hayamos permitido pasar tanto tiempo? ¿Cómo es posible que aún haya una parte de ti que se rehúsa a cambiar esto?  Para cada posible respuesta aparecía una pregunta tras otra. Al parecer, me tomaría muchísimo más tiempo de lo que pensaba saber qué era lo que iba hacer por ti, por esto.

Decidí hablarte, hablarte con la verdad, mostrándote así que de verdad me importas; luego recordé que estás muy ocupada con todo lo que estamos pasando y no me prestarías atención y entonces recordé que las palabras se las lleva el viento y esto que siento quiero que lo recuerdes siempre para que no nos vuelva a suceder algo igual o peor. Fue cuando decidí hacerte esta pequeña carta. Espero te tomes unos minutos de tu tiempo para leerla.

No puedo pedirte que estés con una persona extraña, es algo absurdo, pero quiero pedirte que al momento que decidas estar con alguien, lo hagas sabiendo que la persona que estará a tu lado es quien sabrá amarte, respetarte y apreciarte por lo que eres.

Te pido que estés con una persona que valore a Dios, la familia y a los amigos, pues en la vida necesitarás de todos ellos. Y si es un ladrón, procura que sólo te robe sonrisas.

Elige una persona que no se aproveche de ti, ni siquiera en tus momentos de vulnerabilidad, una persona que verdaderamente te respete.

No te quedes con esa persona que hace alarde de lo que tiene, sino con aquella que sepa apreciar y valorar todo aquello que ha vivido, las personas con las que ha compartido y las experiencias que en la vida ha acumulado.

Quédate con aquella persona que te lleve la contraria y tenga un punto de vista distinto al tuyo pues, aún en la más grande adversidad, sabrás que podrás contar con la persona que tienes a tu lado.

Al final, si aún no logras entender, eres tan digna de este amor tan tuyo, tan mío. Yo escogí luchar a tu lado y quedarme contigo.

¿Y tú, Venezuela? ¿Luchamos o perdemos?

@Dalyr18