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Venezuela, el país más próspero de América Latina en la década de los 50 actualmente inmerso en una crisis económica, política y social casi imposible para cualquier nación. La historia se vuelve cíclica y repetitiva; el socialismo, un modelo fracasado que en los últimos 50 años ha desembocado en estallidos sociales, como el Caracazo en el año 1989; el 4 de febrero de 1992; los sucesos de abril del 2002 y los del primer semestre de 2014. Situaciones que la cúpula política se cierra a concebir como formas en la que la sociedad expresa su descontento y rechazo a las medidas populistas de izquierda que no funcionan tienen como centro de su gobierno el colectivismo, donde los derechos individuales son desconocidos y se ha desvirtuado el valor que tiene la familia ante la sociedad.

El liberalismo se plantea como un escape y una forma de hacer política diferente a lo que se conoce en Venezuela; muchas veces se ha querido desvirtuar el término a conveniencia de los partidos políticos, cuyas corrientes marxistas tienen por finalidad la perpetuidad en el poder. Sin embargo, la sociedad moderna exige que se dé un cambio de raíz, un cambio real que traiga consigo la prosperidad, estabilidad económica y la no intervención del gobierno en la acción del estado; que se restaure la autonomía de los poderes; que el ciudadano como individuo sea el centro de gobernar, y en ningún caso un gobierno para la izquierda o para la derecha, sino un gobierno para todos.

Para la reconstrucción del país es necesario que sean garantizadas las libertades individuales, la protección de la familia como ente fundamental en la sociedad; el libre mercado para potencializar la producción nacional y crear la competencia internacional; dejar atrás el termino revolución y comenzar una verdadera evolución económica, social, cultural, política y salvaguardar los intereses de la nación reivindicando los conceptos de la institucionalidad pública.

El emprendimiento de cada persona debe ser nuestra bandera, un país de propietarios donde se garantice el respeto a la propiedad privada y la inversión, para que de esta forma las libertades y políticas económicas estén adaptadas a la economía global.

Siempre he pensado que Venezuela es el país de lo posible, si todos trabajamos para ello lo podremos lograr.

@_Vmoros